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Carolina de Brünswick-Wolfenbüttel

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Carolina de Brünswick-Wolfenbüttel- Thomas Lawrence

Carolina fue la tercera hija del matrimonio formado por Carlos II de Brünswick –Wolfenbüttel y de Augusta de Hannover, hermana del Rey Jorge III del Reino Unido. Nació el 17 de mayo de 1768 en Alemania.

La infancia de Carolina no fue precisamente feliz. Sus padres no se habían casado por amor y en las relaciones de ambos influyeron poderosamente la amante de su padre y su abuela paterna. El respeto y las buenas costumbres no le fueron inculcados a Carolina en su niñez y su educación académica también fue deficiente. 

Pero, en 1794, Carolina se había convertido en un precioso botín para el gobierno del Reino Unido porque, aunque pertenecía a un pequeñísimo Estado, las relaciones de su padre con Prusia y el hecho de que la Corona Británica ya estaba en guerra con Francia le conferían un especial atractivo. Así pues, y a pesar de la poca inclinación del Príncipe de Gales a contraer matrimonio - parece ser que se encontraba muy enamorado de Mary Anne Fitzherbert, su amante en aquel momento y con la que había llegado a casarse en secreto aunque el enlace fue declarado nulo - Jorge III envió a Lord Malmesbury a Brünswick para realizar el contrato matrimonial y llevar a la novia hasta el Reino Unido. 

La impresión que causó Carolina a Lord Malsbury no debió ser grata ya que, en su diario y al realizar la descripción de la futura princesa de Gales, se expresa así: "carece de sentido común, decoro y tacto, es muy dada a la indiscreción y olvida gustosamente asearse y mudar sus ropas sucias".Y no debía de ser exagerada la descripción porque algunos de sus contemporáneos llegaron a decir de ella que “olía como un establo”. En cuanto a su aspecto físico el propio Lord la describe como “baja, rechoncha y con una cabeza demasiado grande respecto al resto del cuerpo”

Los contrayentes se conocen tres días antes de la boda y, como cabía esperar, el Príncipe quedó profundamente decepcionado ante la esposa que se le había impuesto. Carolina por su parte, tampoco se sintió satisfecha y llegó a decir a Lord Malsbury : "el Príncipe esta gordo y nada tiene que ver con los hermosos retratos que me enviaron de él".

El día de la boda Jorge se presentó a la ceremonia con algunas copas de más y necesitó de los esfuerzos de un ayuda de cámara para mantenerse en pie durante la misma. Mientras los invitados disfrutaban del banquete de bodas, Jorge seguía bebiendo así que, llegada la noche nupcial, cayó al suelo completamente borracho. Eso es lo que nos cuenta Carolina, que asegura: "Estaba tan borracho que pasó la noche de bodas en el suelo, donde cayó, y yo le deje". Sea como fuere, el Príncipe logró vencer su repugnancia y a la mañana siguiente consumó el matrimonio, eso sí, al concluir advirtió que nunca más volvería a yacer con su esposa. Lo cierto es que a pesar del alcohol y del asco, logró dejar embarazada a la Princesa y nueve meses después de ese infortunado día nacía su única hija.


Carolina de Brünswick-Wolfenbüttel- Lawrence

Jorge consideró que, respecto a su esposa, había cumplido y que no tenía ya la obligación de seguir cumpliendo, así que le escribió a Carolina una carta en la que entre otras cosas decía: "los impulsos no pueden controlarse mediante la voluntad…ninguno puede recriminarle nada al otro, puesto que la naturaleza no nos ha hecho compatibles". El príncipe volvió a los brazos de Lady Jersey, de los que en realidad no se había alejado nunca y Carolina siguió viviendo una temporada en Carlton House cambiando después de residencia mientras buscaba amantes con los que entretenerse, según se dijo. 

El pueblo de Londres no tardó en enterarse de la afrenta sufrida por la Princesa, ya que Jorge no tenía reparos en exibirse con su amante y volcaron su simpatía en Carolina considerándola una pobre mujer a la que su marido ponía los cuernos con total impunidad. Así pues, la popularidad de Carolina creció en tanto la de su esposo se desmoronaba.

Pero, no bastaba a Jorge la separación de hecho de su esposa, él quería más, quería el divorcio. Empieza a correr entonces el rumor de que la Princesa de Gales tiene varios amantes. Aparece en escena Lady Douglas, que asegura que la Princesa ha tenido un hijo fruto de una relación adúltera. Aunque es muy probable que estos rumores hayan sido difundidos por el entorno de Jorge, el Príncipe adopta el papel de marido ultrajado y se encarga una comisión de investigación secreta, que fue llamada la “Investigación Delicada”. Corría el año 1806.

Mientras duró la investigación Carolina tuvo restringido el acceso a su hija. La comisión de investigación dictaminó que no se podía probar que la Princesa de Gales hubiera cometido adulterio, pero sus costumbres licenciosas originaron habladurías que llegaron a oídos de la Corte y Carolina se vio convertida en una paria social con la que nadie deseaba confraternizar.

Jorge III ya había sido declarado demente y el Príncipe de Gales se había convertido en Regente con lo cual la situación de Carolina empeoró, nadie quería acercarse a la Princesa ante el temor de las represalias que el Príncipe pudiera adoptar.

Finalmente, Carolina, cansada y asqueada de tanto desprecio, negociará con el secretario de Asuntos Exteriores. A cambio de abandonar Gran Bretaña recibiría una renta anual de 35.000 libras. La princesa se dedicó entonces a viajar por Europa y acabó instalándose en Italia. Entre sus sirvientes se encontraba Bartolomeo Pergami, que se convirtió en su hombre de confianza, y del que se vino a decir que era su amante.

villa Caprile

Empeñado como estaba el Príncipe en obtener el divorcio de su esposa, encargó otra comisión de investigación para probar su adulterio. La Cámara de los Lores examinó el contenido de los documentos presentados por la comisión, llegando a la conclusión de que estos eran lo suficientemente escandalosos como para iniciar un proyecto de Ley a fin de disolver el matrimonio, aunque los Lores sabían que dada la popularidad de Carolina - a la que se seguía considerando una víctima - el proyecto no sería aprobado en la Cámara de los Comunes y se abstuvieron de presentarlo. 

Así estaban las cosas cuando en enero de 1820 fallece Jorge III y por lo tanto el hasta entonces Príncipe de Gales pasa a convertirse en el Rey Jorge IV. Carolina planea entonces regresar de nuevo a Gran Bretaña para ser coronada como Reina consorte. Así que, a pesar de todas las advertencias que se le hacen, Carolina regresa al Reino Unido dispuesta a recibir los honores que como esposa del nuevo Rey le correspondían.

El día de la coronación se presentó en la abadía de Westminster pero se le negó el paso por la puerta principal. Lo intento entonces por la puerta del este y por la del oeste e incluso por la galeria de Westminster mas con idéntico resultado. Finalmente Sir Robert Inglis logró persuadirla de que regresase a su carruaje .

Ya de noche, Carolina empieza a sentirse mal, un dolor abdominal persistente la tiene postrada en el lecho. Durante las tres semanas siguientes su salud se irá deteriorando progresivamente y a pesar del laudano que se le administra los dolores son atroces. Carolina ve próximo su fin y asegura que un espía de su esposo el Rey Jorge IV la vigila y envía informes a Su Majestad. A pesar de su estado decide poner en orden sus papeles y manda quemar entre otros documentos sus diarios y todas las cartas que atesoraba. Redacta un nuevo testamento y ordena en el mismo que sus restos mortales sean trasladados a Brünswick. Finalmente muere el siete de agosto de una inflamación intestinal que se estima pudo ser debida a un cáncer o a una obstrucción intestinal según los médicos que la trataron, aunque, poco ha quedado de los informes que los mismos redactaron y además no se realizó autopsia.

Coronación de Jorge IV

Esta muerte tan "oportuna" y no aclarada, hizo correr el rumor entre el pueblo de un posible envenenamiento de la Reina. A pesar de las precauciones que se tomaron, el traslado de sus restos supuso una algarada popular, se levantaron barricadas, se lanzaron piedras contra los soldados y hubo heridos y dos muertos hasta que finalmente se consiguió embarcar el ataúd rumbo al destino que Carolina había elegido.

Una muerte sin aclarar, una mujer de poca inteligencia, vanidosa y ávida de placeres, casada con un hombre indigno que la despreció. Este podría ser el resumen de la vida de esta desgraciada Reina que no llegó a reinar y que ni siquiera fue coronada como tal.

Isabel de Aragón

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Isabel de Aragón


La primera hija de los Reyes Católicos nació en el palacio de los Acuña en la población de Dueñas, Palencia, el 2 de Octubre de 1470.

Como era natural tratándose de una hija de la Reina su educación fue exquisita. Además de educarla en las ocupaciones propias de una dama, tales como los bordados y la música, se le dio una formación en latín, literatura y los textos religiosos. Era una niña hermosa y sana y fue nombrada Princesa de Asturias hasta que el nacimiento de su hermano Juan la desplazó al segundo lugar de la línea sucesoria.

En 1479 los Reyes Católicos por un lado y el Rey Alfonso V de Portugal, junto a su heredero el Príncipe Juan por el otro, firman el tratado de Alcaçobas. En este tratado por el cual se ponía fin a la guerra entre los Reinos de Castilla y Aragón y el Reino de Portugal se sentaban también las bases para el reparto de los territorios y futuras conquistas en el océano Atlántico. Paralelamente al tratado se firmaron las “Tercerías de Moura”. En ellas se acordaba que la rival de la Reina Isabel al trono de Castilla, Juana - apodada “la Beltraneja,”- renunciaría a todos sus títulos castellanos y podría optar por ingresar en un convento o casar con el heredero de los reyes Católicos cuando éste cumpliera los catorce años y si él así lo decidía. Juana opto por ingresar en un convento.

También se acordaba en las Tercerías de Moura el matrimonio de la Infanta Isabel con D. Alfonso, hijo del heredero al trono portugués Juan II y la entrega por parte de los Reyes Católicos a su hija de una enorme dote cuya finalidad no era otra que la de compensar a Portugal por los gastos que la guerra le había ocasionado. Según este acuerdo y dado el carácter político del mismo, ambos prometidos, prácticamente en calidad de rehenes, debían permanecer “custodiados” hasta el día de su matrimonio. Así se hizo y la Infanta paso a estar bajo el cuidado de su tía-abuela, Beatriz, pasando a residir en Portugal. Sin embargo y por distintos motivos, esta cláusula de las “tercerías” se abandona en 1483. Isabel regresará a la corte itinerante de sus padres para preparar tranquilamente su boda y a la espera de que su prometido- cinco años menor que ella- cumpla los catorce años.

En abril de 1490 y en la catedral de Sevilla se efectuará el matrimonio por poderes de la Infanta Isabel y del Príncipe Alfonso. Tras las fastuosas celebraciones que se realizaron por el enlace los Reyes Católicos acompañaron a su hija hasta Constantina y allí la despidieron continuando la infanta con un nutrido séquito de la más alta nobleza castellana hasta Badajoz donde,  Rodrigo de Pimentel, Pedro Portocarrero y Rodrigo de Ulloa entre otros, la entregarían a D. Manuel, primo del Rey de Portugal y al que había sido encomendada la misión. Poco podía imaginar la Infanta española lo que el destino le depararía respecto a D. Manuel. 

Desde Badajoz la nueva comitiva se encaminó hacia Estremoz donde tendría lugar el encuentro de los nuevos esposos ya que el Príncipe estaba ansioso por conocer a Isabel. No quedaron defraudados ninguno de los dos. Alfonso e Isabel, no solo se gustaron sino que se enamoraron profundamente.El viaje continuó hasta Evora en cuya catedral se celebraría la boda. Los festejos que siguieron fueron descritos por los cronistas de la época como el mayor acontecimiento vivido en esos años.

Tras los esponsales los Príncipes realizaron distintas visitas a ciudades portuguesas como Viana y en todas ellas se le homenajeaba con fiestas y celebraciones. En Junio de 1491 y cuando apenas llevan seis meses casados la desgracia entra en sus vidas, el Príncipe Alfonso sufre una caída del caballo a consecuencia de la cual muere.

Isabel de Aragón

Isabel queda destrozada y regresa a la corte de sus padres. Martir de Anglería nos dice "Tanta es su modestia, tanta su castidad de viuda que no ha vuelto a comer en mesa después de la muerte de su marido, ni ha gustado ningún manjar exquisito". Corta sus cabellos rubios, viste con una túnica y a partir de entonces comenzará a llevar una vida austera y profundamente religiosa. Finalmente comunica a sus padres su deseo de tomar los hábitos y dedicarse por completo a la oración. Pero, los planes de los Reyes Católicos eran otros y no estaban dispuestos a abandonar su política matrimonial en busca de mejores aliados para sus Reinos.

Juan II de Portugal muere en 1495 y dado que su único hijo legitimo, Alfonso, ya había muerto, la sucesión al trono de Portugal recaerá en su primo D. Manuel. Dada la nueva situación,  los Reyes Católicos ofrecen a Manuel I la mano de su hija María puesto que interesaba y mucho afianzar los vínculos con Portugal pero el Rey portugués había quedado muy impresionado con la belleza de la Infanta Isabel cuando la conoció y además, Isabel seguía siendo la segunda en la línea sucesoria al trono de Castilla y Aragón por lo que rechazó casarse con María y propuso hacerlo con la viuda Isabel.

La Infanta que no deseaba este matrimonio y que seguía con el deseo de profesar en un convento, no quiso desobedecer a sus padres pero impuso una condición: que los judíos que no se convirtieran fueran expulsados del Reino de Portugal. La condición se cumplió y la Infanta accedió a la boda.

Se dispone que el matrimonio se celebre el 30 de septiembre y los reyes Católicos acompañan a su hija hasta Valencia de Alcántara para entregarla al Rey portugués y celebrar los esponsales pero, la desgracia aparece de nuevo en la vida de esta infortunada Infanta. Durante los primeros días de octubre fallece su hermano Juan, el Príncipe de Asturias, heredero de los Reinos de Castilla y Aragón.


Manuel I de Portugal- H. Ferreira


Esta baza del destino coloca a Isabel en el primer lugar a la sucesión de la Corona de Castilla y Aragón. La nueva Reina de Portugal se dirige con su esposo a Toledo, donde en abril de 1498 será jurada como Princesa de Asturias. Fernando el Católico, por su parte, reúne a las cortes aragonesas en Zaragoza para lograr que su hija sea jurada también como heredera al Reino de Aragón y hacía allí se dirige la comitiva real ese mismo verano.

Se encontraba Isabel en avanzado estado de gestación y estos continuos viajes la tenían extenuada. El 23 de agosto y encontrándose en el Palacio Arzobispal de Zaragoza se pone de parto, alumbra un varón y la alegría de su esposo Manuel I y de los Reyes Católicos es inmensa, pero dura escasos minutos. Isabel sangra copiosamente y los médicos que la atienden son incapaces de frenar la hemorragia. Isabel muere a consecuencia de esta hemorragia cuando apenas había transcurrido una hora desde el nacimiento de su hijo. Tenía 28 años.

Los restos mortales de Isabel de Aragón, primogénita de los Reyes Católicos, Reina de Portugal, Princesa de Asturias y pretendida heredera al trono de Aragón, serían inhumados en el convento de Sta Isabel de los Reyes, en Toledo.

Isabel de Valois

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Isabel de Valois - J. Pantoja de la Cruz. (Museo del Prado)


Nacida en Fontainebleau en abril de 1546 y fruto del matrimonio de Enrique II de Francia y Catalina de Médicis, esta niña llegaría a ser, pasados los años, protagonista de uno de los dramas de Schiller y de una opera de Verdi.

En la búsqueda constante de alianzas mediante los vínculos matrimoniales que imperaba en las cortes europeas, la princesa Isabel fue ofrecida en matrimonio al príncipe D. Carlos, hijo y heredero de Felipe II. Se dice que a D. Carlos – que entonces contaba trece años- le hacía ilusión este matrimonio puesto que el retrato enviado desde Francia de la princesa le había impresionado muy favorablemente pero, una muerte se cruzaría en su destino cambiando los planes.

María Tudor, esposa de Felipe II, muere en 1558 y el Rey de España decide que la alianza con Francia no puede esperar hasta que su hijo tenga edad para desposarse por lo que, se ofrece en sustitución de D. Carlos como marido de Isabel. Parece ser que ésta decisión indignó a su hijo y supuso una causa más de desencuentro entre ambos.

La boda se celebró en la Catedral de Notre-Damme en junio de 1559 y lógicamente por poderes, representando a D. Felipe el Gran Duque de Alba. Hubo grandes fiestas y la princesa, que ya era muy bella, realzaba sus atributos físicos con un traje tejido con oro y cubierto de pedrería.

Isabel de Valois - Pantoja de la Cruz. (Museo del Prado)

En enero de 1560 llega Isabel a España. El Rey la espera en Guadalajara, en el palacio del duque del Infantado. Ella era alta, espigada y de una gran belleza. Cuenta Brantôme que cuando se le presentó a D. Felipe quedó parada y mirándole fijamente y que, ante ésta intensa mirada el Rey le preguntó “¿qué miráis? ¿por ventura si tengo canas?. D. Felipe tenía ya treinta y tres años y tan sólo catorce su nueva esposa.

Cuando Isabel llega a España todavía era núbil, motivo por el cual la consumación del matrimonio debió posponerse y no seria hasta un año más tarde cuando se le presentó la menarquia. Hasta en Francia se enteraron de la fecha de su primera regla ya que, su aya, la baronesa de Clermont-Lodeve, se apresuró a escribir a Catalina de Médicis dándole cuenta de la feliz noticia. Es entonces cuando D. Felipe decide que ya ha esperado bastante. Pero, las relaciones matrimoniales no sólo no son satisfactorias para Isabel, sino que además le producen un intenso dolor. Esto, al menos, es lo que el embajador francés le escribe a la madre de la Reina, D. Catalina. El embajador atribuye esta situación a la “fuerte complexión del Rey”.

No sabemos cual es la causa de la dispareunia de Isabel, pero si sabemos que acabaría teniendo cierta repugnancia a las relaciones sexuales. A pesar de esto, a Isabel los escarceos extramatrimoniales de D. Felipe con Dª Eufrasia de Guzmán la tienen muy disgustada, y no ve con buenos ojos los amoríos del Rey.


Isabel de Valois - Sofonisba Anguisola

Isabel era una hermosa mujer y además muy coqueta. Se vestía siempre con gran esmero y utilizaba perfumes y polvos para realzar su belleza. La llegada de Isabel supuso también un cambio en las costumbres de la sobria corte española pues a la reina le encantaban la poesía y la música por lo que las artes en general tuvieron un gran impulso durante su reinado. Su relación con el Príncipe D. Carlos era muy buena, quizá por consejo de su madre o quizá por inclinación propia, dado que ambos tenían casi la misma edad, lo cierto es que mantenían una estrecha amistad. Isabel sentía una profunda pena por el estado de D. Carlos y le prodigó todo el cariño y las atenciones de las que D. Felipe le había privado El príncipe la adoraba.


Carlos de Austria y Portugal

A la joven Reina no parecían sentarle muy bien los aires españoles. Hasta en dos ocasiones tuvo accesos febriles y erupciones en el cuerpo, siendo diagnosticada por sus médicos de viruelas. En ninguna de ellas quedaron marcas en su rostro, tal vez porque sus damas se apresuraron a aplicar sobre el mismo los remedios que su madre dictaba desde Francia y entre ellos, la clara de huevo y la leche de burra parece ser que dieron resultado aunque también hay que decir que los médicos españoles se dedicaron a sangrarla.

La Corte se había trasladado ya a Madrid cuando se anuncia la primera gestación de la Reina. D. Felipe estaba contento y esperaba con ilusión que el nuevo vástago fuera un varón  pero, esta gestación se presentó complicada. Isabel tenía mareos, vómitos y cefaleas que iban más allá de lo que era normal en estos casos. Cuando apareció la fiebre sus médicos decidieron sangrarla y ello debilitó tanto a la Reina que a punto estuvo de morir. El aborto de gemelos se produjo a los tres meses de iniciada la gestación.

A finales de 1565 la Reina quedó de nuevo embarazada y en agosto nacería una niña a la que se puso el nombre de Isabel Clara Eugenia. El parto debió ser fácil, puesto que parece ser que la Reina exclamó: "gracias a Dios el parir no es tan trabajoso como yo creía"pero, tras el parto, Isabel tuvo un cuadro febril que, como era costumbre, fue tratado con sangrías. Según escribiría el embajador francés a Dª Catalina, la Reina había estado a un paso de la muerte.

En octubre de 1567 la Reina da a luz a la segunda de sus hijas, Catalina Micaela. El nacimiento supuso una decepción para D. Felipe que deseaba un varón y que además estaba viviendo la espinosa decisión de someter a su hijo D. Carlos a prisión. En el puerperio, la Reina sufrió un acceso febril. Sus médicos lo atribuyeron a la subida de leche y le aplicaron perejil sobre los pezones.

Isabel sufría por el encierro del Príncipe D. Carlos, pero sus intercesiones ante el Rey no dieron resultado. La decisión de D. Felipe era firme. 

Felipe II. - Tiziano

En Mayo de 1568 Isabel estaba de nuevo embarazada. Pero esta vez y como en su primera gestación, aparecen los mareos y las cefaleas. Su estado se va agravando a pesar del reposo y de las tisanas que se le prescriben. El cronista Cabrera de Córdoba describe bien la sintomatología: mareos, desvanecimientos, vértigos, edema palpebral, palidez y fiebre. En julio y ante su mal estado se llama a consulta al Dr. Maldonado que tampoco puede hacer nada por aliviarla. El Príncipe D. Carlos murió a finales de ese mismo mes. En octubre la Reina expulsa un feto de cinco meses y su estado empeora muriendo poco después.

La enfermedad que le produjo la muerte pudo haber sido una pielonefritis gravídica aunque también pudo tratarse de una cardiopatía o de una nefropatía. Marañón consideró tras leer el diario del médico de cabecera de la reina que ésta en su primer embarazo ya sufrió dos ataques de eclampsia que pudieron haber dejado lesiones que posteriormente le causarían la muerte.

Nada había trascendido al pueblo sobre la enfermedad de la Reina, así que su muerte supuso una sorpresa y se dispararon las especulaciones. Para algunos, como el embajador italiano, Isabel había muerto como consecuencia de la imprudencia de los médicos, otros pensaron que las tisanas administradas contenían veneno y unos pocos que la tristeza por la muerte del príncipe Carlos había influido en el fatal desenlace. Rumores sin fundamento histórico. Felipe II, que había amado profundamente a su esposa, quedó desolado. También el pueblo sintió su muerte. Cervantes le dedico estas décimas: 

 Cuando dejaba la guerra
 libre nuestro hispano suelo,
 con un repentino vuelo
 la mejor flor de la tierra 
 fue trasplantada en el cielo. 
Y al cortarla de su rama 
el mortífero accidente
fue tan oculta a la gente 
como el que no ve la llama 
hasta que quemar la siente.

Isabel de Valois tenía veintitrés años cuando murió y sus restos fueron inhumados en el monasterio de las Descalzas Reales de Madrid. Felipe II ordenó cinco años después su traslado al panteón de infantes del Monasterio del Escorial.

Alejándro I de Grecia

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Alejandro I

Corría el mes de junio de 1917 cuando el joven Alejandro se convertía en rey de Grecia en una ceremonia triste y desangelada y cuando todavía no había cumplido los veinticuatro años. No había nacido para ser rey ni había sido educado para tal fin.

Alejandro era el segundo de los hijos del rey Constantino I de Grecia y de la princesa Sofía de Prusia, era por tanto biznieto de la reina Victoria del Reino Unido, y estaba emparentado por ésta razón con la mayoría de las casas reinantes en Europa.

Nació en Tatoi en 1893 y tuvo una infancia bastante feliz junto a sus hermanos. Su educación fue esmerada y tuvo la oportunidad de viajar a los distintos países en los que reinaban sus familiares. De todos ellos el que visitaba con una mayor frecuencia era el Reino Unido pues, la relación de la reina Victoria con la familia real griega era excelente. Estudió en la academia militar griega mientras su hermano mayor, heredero de la corona, lo hacía en Alemania. No destacaba Alejandro por su inteligencia pero si destacó en combate durante la guerra de los Balcanes. 

Alejandro y sus hermanos

Cuando en 1914 estalla la Primera Guerra Mundial su padre, el rey Constantino, intenta que Grecia permanezca neutral, mientras que su Primer Ministro Venizelos es partidario de que Grecia se una a los aliados dentro de la Triple Entente. A pesar de que el rey Constantino seguía clamando por la neutralidad de su país, lo cierto es que los aliados consideraban que el Rey había tomado partido por los alemanes. Su admiración por el sistema militar germánico era patente.

Estas posturas enfrentadas entre el Rey y su Primer Ministro produjeron también un enfrentamiento en el pueblo heleno que se dividió en dos bandos, los republicanos liberales que apoyaban a Venizelos y los monárquicos que seguían al Rey. El país se encontraba al borde de la guerra civil, se habían establecido dos gobiernos paralelos, el del Primer Ministro y el del Rey. 

Finalmente en junio de 1917 el Alto Comisario de los Aliados en Atenas solicitó la renuncia del rey Constantino y de su heredero, el príncipe Jorge. Ante la amenaza de un desembarco del ejército aliado en el Pireo, Constantino cede a la presión de gran parte del pueblo griego y de los aliados, pero no abdica. Alejandro su segundogénito ocupará el trono hasta que la situación cambie y se le permita regresar. 

Alejandro I

Y así se convierte en rey Alejandro, a pesar de no sentir ningún deseo de serlo, de no tener ambiciones políticas y de estar enamorado de una mujer considerada inapropiada para un rey. 

Cuando sus padres y hermanos parten hacía el exilio, Alejandro I se ve obligado a encargar a Venizelos la formación de un nuevo gobierno. A partir de ese momento Grecia entra en guerra al lado de los aliados.

La soledad del nuevo rey era grande. Venizelos se había ido encargando de separarle de sus amigos, de interceptar las cartas que escribía a su familia y de limitar al máximo sus funciones reales. Tan sólo se le permitían algunas salidas para alentar a las tropas y un gran número de papeles para firmar que a veces ni leía. Así las cosas, y a pesar de que había prometido a su padre no desposarse con la mujer de la que estaba enamorado hasta que no cambiara el panorama político en Grecia, Alejandro no pudo resistir y decidió casarse con la mujer de sus sueños, una plebeya llamada Aspasia Manos.

Ésta mujer pertenecía a una de las mejores familias de la nobleza helénica pero no era de sangre real y por lo tanto el matrimonio de Alejandro con Aspasia no recibiría la autorización del Primer Ministro ni de la Familia Real ya que se consideraba morganático. A pesar de toda esta oposición Alejandro decidió casarse en secreto y así lo hizo en noviembre de 1919 pero, los secretos en los palacios son difíciles de guardar y cuando salió a la luz que el matrimonio se había celebrado y sin la autorización debida, el escándalo en Grecia fue enorme.

Como consecuencia de ello y aunque el matrimonio tuvo que considerarse legal, Aspasia jamás ostentaría el titulo de reina de Grecia, y se la consideraría tan sólo la “señorita Manos”. Además, se la obligó a abandonar el país y Aspasia se traslado a París. Finalmente y en el verano de 1920, el gobierno autorizó que el matrimonio residiera en Grecia pero siempre y cuando esta unión permaneciera en secreto. La alegría de los esposos fue grande ya que además Aspasia anunció que se encontraba embarazada.

Aspasia Manos

Poco duró la felicidad de la pareja. El 2 de Octubre de 1920 Alejandro se encontraba dando un paseo por los jardines del palacio de Tatoi en compañía de su perro cuando éste fue atacado por un mono, Alejandro defendió a su perro golpeando al mono con un bastón pero, este se revolvió y mordió al monarca. Una de las peores heridas la sufrió en la pierna. 

Lo que en un principio pareció una herida banal empezó a complicarse y pasados diez días la fiebre hizo su aparición y en la herida de la pierna se presentó una enorme infección. La duda de los médicos ante la amputación originó que a los pocos días la infección se generalizase. El 23 de octubre Alejandro I de Grecia moría victima de una sepsis.

Ya durante la enfermedad y dadas las terribles noticias que llegaban a Suiza, la madre de Alejandro había solicitado al gobierno heleno que se le permitiera entrar al país para ver a su hijo. Se le negó la autorización y tan sólo se permitió a su abuela – la reina madre Olga- que acudiera. Cuando llegó Alejandro ya había fallecido.

El funeral se celebró en la Catedral de Atenas y tan sólo la reina madre Olga estuvo presente como representante de la Familia Real. 

Alejandro I fue enterrado en el Cementerio Real del palacio de Tatoi. Tenía veintisiete años.

Germana de Foix

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Germana de Foix - G. Bausá - Museo de Bellas Artes de Valencia

Cuando nació en 1488, fruto del matrimonio entre Juan de Foix y María de Orleáns,  nada hacía pensar que llegaría a convertirse en reina de Aragón. Germana era sobrina de Luis XII de Francia, y nieta de Leonor de Navarra.

Educada en la corte francesa, le gustaba disfrutar de los placeres que la vida pudiera brindarle y destacaba por su habilidad con la música y el baile. Era alta y corpulenta y según Sandoval "poco hermosa y algo coja". 

Cuando en 1504 fallece Isabel la Católica, su testamento no deja lugar a dudas, su hija Juana es la heredera del trono de Castilla y su esposo Fernando el Católico pasa a ocupar un segundo lugar.

Dadas las ambiciones políticas respecto a Castilla de Felipe “El Hermoso”, esposo de Juana, Fernando el Católico lleva a cabo una inteligente maniobra y negocia con Luis XII de Francia, su matrimonio con Germana, a la que el rey de Francia cedía sus posesiones sobre Nápoles.

Los esponsales se celebraron en marzo de 1506 contando Germana 18 años de edad mientras que Fernando ya había cumplido 53. No gustó a la nobleza castellana este matrimonio que fue considerado una maniobra del Católico para impedir que Juana heredase la corona de Aragón.

Fernando el Cátolico

No les faltaba razón a los castellanos. Fernando ponía todo su empeño en conseguir que su joven esposa quedara embarazada pero, no lo conseguía. A pesar de que en su juventud el Rey Católico había sido un hombre galante y propenso a los amoríos, los avatares de la vida lo habían envejecido. En su intento por cumplir debidamente en el tálamo, Fernando, tomaba toda clase de hierbas y distintos preparados afrodisíacos pues, era mucho su interés y el de Dª Germana por tener descendencia. 

Pero, no fue hasta tres años después de su matrimonio, exactamente en mayo de 1509, cuando nació el ansiado heredero. Fue un varón y se le puso como nombre Juan. Según el cronista Alonso de Santa Cruz, el infante no llegó a vivir ni una hora. Si éste infante hubiese sobrevivido probablemente la historia de España sería otra.
A pesar de todos los intentos Germana no volvió a quedar encinta y en 1516 moría Fernando el Católico, según Pedro Mártir, por unos potajes que le daba la reina con el fin de lograr "habilitarle" para que pudiesen procrear más hijos.

Fernando, en su testamento, había encomendado a su nieto Carlos que no abandonase a su viuda "pues no le queda, después de Dios, otro remedio sino vos". Pero, también había asignado a Germana una cantidad de dinero para el sostenimiento de su casa” con toda la grandeza que correspondía a la reina viuda de Aragón”.

El encuentro entre abuelastra y nieto se produce en Valladolid, él apenas contaba 17 años y ella 29 pero simpatizaron de inmediato, Tenían como lengua común el francés y ambos provenían de una distinta cultura. Carlos organizó fiestas, justas y saraos en honor de Germana y según el historiador Fernández Alvarez hubo una relación amorosa entre ellos, fruto de la cual nació una hija a la que se puso de nombre Isabel, pero que no fue reconocida. Fernández Alvarez se basa en lo que dejó escrito Lorenzo Vital sobre el encuentro de Carlos y Germana en Valladolid. Dice Vital que cuando se saludaron, el rey la beso con mucho entusiasmo pero, si bien puede ser cierto que se besaron, también lo es que esa era una costumbre francoborgoñona y que por lo tanto pudiera no tener nada de extraordinario. También analiza Fernández Alvarez el testamento de Dª Germana y el legado de un collar de perlas a la "serenísima Dª Isabel, Infanta de Castilla", suponiendo Fernandez Alvarez que puede tratarse de la hija habida con D. Carlos.


Carlos I. Bernard van Orley

En 1519, Dª Germana, contrae segundas nupcias con un marqués, Juan de Bradendeburgo, del séquito de D. Carlos. En aquella época Germana había descubierto ya la variada y magnifica gastronomía española a la que se había aficionado tanto que su figura había sufrido una enorme transformación. Decía Sandoval que "eraamiga de holgarse en banquetes, huertas, jardines y fiestas". 

Carlos nombró al nuevo matrimonio virreyes de Valencia y en la capital del Túria establecieron su residencia. Corría el año 1523 y nada más llegar, la nueva virreina tuvo que hacer frente a uno de los grandes problemas que se habían desencadenado en Valencia en 1520 : la revuelta de las Germanías. Para muchos historiadores una autentica guerra civil entre nobles y "agermanados".

Los castigos que Dª Germana aplicó a su llegada a Valencia fueron durísimos. Todos los historiadores coinciden en ello, y en que la persecución fue feroz y el número de sentencias muy elevado.A la mayoría de ellos se les confiscaron sus bienes ya que, Germana había introducido también la posibilidad de conmutar las penas físicas por dinero. Gobernó con brazo de hierro pero, ese brazo represor obedecía las órdenes del rey D. Carlos de forma sumisa. También en esta época tuvo que hacer frente Germana, a las revueltas moriscas.

En 1525, muere el marqués de Bradenburgo y un año después, Germana vuelve a contraer un tercer matrimonio, esta vez el elegido será Fernando de Aragón, duque de Calabria. El emperador Carlos vuelve a entregar a los nuevos esposos el virreinato de Valencia.

Germana de Foix

Germana y el duque establecieron en el Palacio Real de Valencia una autentica corte y se rodearon de una enorme servidumbre. Más de 200 personas estaban a su servicio y al de toda la nobleza valenciana. Además de bailes y fiestas se organizaban veladas musicales, representaciones teatrales, debates y tertulias, cacerías y banquetes. El lujo y el boato imperaban en esta corte que era reconocida como una de las más brillantes de Europa.

Dª Germana seguía con su afición a la comida y tal era su obesidad que se llegó a decir de ella que más que obesa era "el mismo abdomen". Es probable que sufriera algún problema endocrinológico que justificara su esterilidad y el exceso de peso.

Dª Germana murió el 15 de octubre de 1536 en Liria. Probablemente la causa fue una hidropesía. Fue amortajada con un vestido de tisú de oro y con la cabeza apoyada en un almohadón revestido de armiño.

Según las crónicas valencianas su cuerpo fue trasladado a Valencia por 100 clérigos con antorchas y depositado en el monasterio de San Bernardo. 

En 1546 sus restos fueron trasladados al monasterio jerónimo de San Miguel de los Reyes por orden de su viudo, el duque de Calabria, que quiso así cumplir con el deseo de D.ª Germana.

Monasterio de San Miguel de los Reyes

Carolina Matilde de la Gran Bretaña

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Carolina Matilde de la Gran Bretaña.- Francis Cotes


No tuvo una infancia feliz. Nació en julio de 1751, cuatro meses después de la muerte de su padre, Federico Luis de Hanover, que había sido príncipe de Gales hasta el momento de su fallecimiento, título que ostentaría a partir de entonces el hermano de Carolina Matilde el cual se convertiría después en el rey Jorge III.

Tenía tan sólo 15 años cuando fue enviada a Dinamarca para contraer matrimonio con el rey danés Christián VII. Ya corrían rumores sobre la posible enfermedad mental de este monarca pero, no parece que eso importara mucho al rey de Gran Bretaña que se mostraba ansioso por afianzar los lazos con su familia del norte de Europa ya que, este enlace, podía constituir un freno a la influencia francesa y un aumento del poder británico en el Báltico.

Si en algún momento se le ocurrió pensar al rey Jorge III que enviaba a su hermana a un destino que la haría infeliz, el pensamiento se desvaneció en cuanto hablo con Titley, su enviado a Dinamarca. Los informes de éste no pudieron ser más favorables al rey Christián : era elegante, distinguido, varonil, muy amable en el trato y un gran estudioso de la teología. 

Convencido el rey británico de que su hermana era muy afortunada al casar con un rey de tan admirables virtudes, la envió a Dinamarca para los esponsales. Siguiendo la costumbre danesa, a Carolina Matilde no la pudo acompañar ninguna dama de honor. Lloró desconsoladamente la futura reina danesa cuando salió de su país.


Christián VII. - Jean Juel

Fue recibida con grandes muestras de cariño por parte del pueblo, la corte y el rey. El enlace se celebraría en el palacio de Christiansborg el 8 de noviembre de 1766. Sobre la impresión que produjo en Christián su esposa hay opiniones contrapuestas. Según Carlos de Hesse, el rey Christián le habría comentado que Carolina Matilde era muy bonita. Por el contrario, el embajador francés, Ogier, informaba a su gobierno que la princesa no había logrado enamorar al rey. Sea como fuere, Christián cumplió con sus deberes conyugales y dejó embarazada a su esposa a los pocos meses de celebrarse los esponsales. En enero de 1768 nacería el primer hijo de la pareja y heredero al trono. 

 Poco tardó Christián en aburrirse de su papel de marido. En realidad el rey se aburría con casi todo lo que significara una obligación, incluyendo los asuntos de estado. Así que, cansado ya de las obligaciones conyugales se empezó a dedicar a lo que de verdad le distraía: las juergas y el sexo.

Es entonces cuando el monarca conoce a Chatrine Benthagen,  más conocida como Stovlet Chatrine, una prostituta a la que convierte de inmediato en su amante. Parece que con ella podía dar rienda suelta a su” imaginativa sexualidad”. Visitaban juntos los burdeles de Copenhague y juntos paseaban por la ciudad sin ocultarse.

No sabemos si Carolina Matilde sufría por los devaneos de su marido como sufriría una esposa enamorada, lo que si parece cierto es que se sentía profundamente humillada y que este sentimiento produciría un distanciamiento entre los esposos. También los daneses se mostraban indignados ante la conducta de su rey quien, además de lucir amante, se dedicaba a provocar destrozos en sus salidas nocturnas. Los consejeros reales le sugirieron que se separara de su amante y que para enfriar los ánimos realizara un viaje por el extranjero. El viaje de su esposo cambiaría la vida de Carolina Matilde radicalmente.

Durante el recorrido por Europa, Christián conoce a Johann Friedrich Struensee un médico alemán con el que entabló una relación intelectual y de amistad y al que llevó a Dinamarca como médico privado pero, poco tardó en nombrarlo también consejero de estado.

Johann F. Struensee. - Jean Juel

Struensee se convirtió en el hombre de confianza del rey. Era un hombre que creía firmemente en la modernización del estado y en una acción reformadora desde el gobierno. Fiel a sus creencias, nada más entrar en política iniciaría la reforma  promulgando leyes de manera profusa. Abolió la censura periodística, las torturas, los privilegios nobiliarios e inició medidas para reducir los gastos de la corte. Todo ello condujo a que los intereses personales que imperaban en la administración del estado sufrieron un duro golpe y como cabía esperar se desencadenó una reacción muy hostil hacia él. Para entonces, Struensee ya ocupaba un apartamento en la planta baja del palacio de Christianborg y había nombrado a Enebold Brandt como su asistente. 

No sentía Carolina Matilde simpatía por Struensee pero, cuando en octubre de ese mismo año cayo enferma y según relató Gunning “con síntomas poco auspiciosos”, aceptó ser vista por el médico de su esposo.

A partir de entonces la reina se siente atraída por el médico. Struensee la colmaba de regalos y ella por primera vez empezó a sentir que era importante para alguien. Carolina Matilde comenzó a perder la cautela y según narra Reverdil “la reina no le quita los ojos de encima ( a Struensee) y le permite unas libertades que dañarían la reputación de cualquier mujer.” 

Por lo tanto, mantener esa relación no resultaba nada sencillo, en palacio abundaban los espías y Struensee tenía muchos enemigos. Cuando en 1771 la reina daba a luz a su segunda hija, la princesa Luisa, casi todos pusieron en duda la paternidad del rey Christián y atribuyeron ésta a Struensee. Tanto la corte como el pueblo empezaba a considerar que el rey no era más que un títere en manos de aquel médico que se había adueñado de su mente, del estado y de su esposa. El ambiente de hostilidad crecía y la rebelión parecía inminente. Todo estaba bien orquestado por los enemigos de Struensee 

Carolina Matilde. - Jean Juel

Desde el palacio de Frederiksberg, donde vivía la viuda de Federico V, Juliana María madrastra de Christián , se empieza a tramar la conspiración. El 17 de enero de 1772 los conspiradores se reúnen en un baile de máscaras en la residencia de Juliana. Al día siguiente, todos ellos, con Juliana a la cabeza, logran entrar en los aposentos reales. Christián se siente aterrorizado, su madrastra le asegura que nada le ocurrirá si firma los documentos que le han traído. El rey los firma. 

Los documentos eran las órdenes de arresto de Struensee, Brandt y Carolina Matilde. 

A la reina se la confinó en Kronborg acusada de adulterio. A Struensee se le acusó de mantener relaciones con la reina , de no respetar la autoridad real y promulgar decretos sin la firma del monarca. A Christián no le tembló el pulso cuando firmó la sentencia de muerte de Struensee y de Brandt. 

Carolina Matilde confesó su delito y fue repudiada por Christián y condenada a cadena perpetua, condena que debía cumplir en el castillo de Aalborg. Carolina Matilde pidió clemencia a su hermano el rey Jorge III de la Gran Bretaña, quien consiguió que se la liberara. Pero, como tampoco Jorge III la quería de vuelta en el Reino Unido, mandó una fragata británica que la deportó hasta Alemania y en Celle, una población cercana a Hannover, se la mantuvo asignándole el rey Jorge III una renta para su sustento. 

Castillo de Celle

Poco más de tres años duró el exilio de Carolina Matilde pues el 11 de mayo de 1775 fallecía. Macalpine y Hunter dicen que probablemente la porfíria fue la causa del fallecimiento, pero no existen pruebas que lo demuestren. Según la mayoría de los historiadores Carolina Matilde contrajo escarlatina y ésta fue la causa del deceso. Tenía 23 años.

Victoria Eugenia de Battenberg ( I )

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Victoria Eugenia de Battenberg - Philip László

Esta princesa, que llegaría a ser reina de España, nació en Escocia en el castillo de Balmoral, el día 24 de octubre de 1887. Era hija de Enrique de Battenberg y de la princesa Beatriz. Victoria Eugenia pasó su infancia con su abuela, la reina Victoria I del Reino Unido, ya que sus padres los Príncipes de Battenberg residían junto a la Reina. Sin duda esta situación influyó en su educación y en la formación de su carácter.

Tenía tan solo nueve años cuando falleció su padre y seis años después lo hizo su abuela. Su madre, la princesa Beatriz, viuda y huérfana decidió retirarse de las actividades cortesanas y aceptó el nombramiento de gobernadora de la isla de Wight, trasladándose  allí con Victoria Eugenia y con sus otros hijos.

Cuando Ena, que así era llamada familiarmente Victoria Eugenia, cumplió los 18 años, su tío, el rey Eduardo VII, decide presentarla en sociedad. Corría el año 1905 y se prepara un fastuoso baile en Buckingham Palace. Poco después, Victoria Eugenia asiste a una cena de gala en el mismo palacio, una cena que habría de cambiar su vida.Ciento veinte personas están invitadas a la misma, la razón no es otra que la de recibir al rey de España, un jovencísimo Alfonso XIII que estaba realizando una gira por Europa para conocer a las distintas candidatas a convertirse en reinas de España. Los nombres de las mismas ya habían sido seleccionados en Madrid por la reina madre Dª Mª Cristina de Austria. Según parece Alfonso quedó impactado ante la belleza de Ena, y aunque se vio obligado a conocer al resto de las candidatas, su decisión ya estaba tomada.


Victoria Eugenia de Battenberg - Luis Menéndez Pidal

La villa de Madrid no era ajena a esta búsqueda de novia por parte de Alfonso y el diario ABC organiza a finales de 1905 una encuesta entre sus suscriptores tratando de averiguar cual de las ocho candidatas posibles obtenía el favor de los madrileños. La elegida fue Victoria Eugenia de Battenberg.  

A principios de enero de 1906, la princesa Beatriz y su hija Victoria Eugenia, junto con otros miembros de la familia, se encuentran en Biarritz. El rey Alfonso XIII llega el día 25 de Enero a San Sebastián e inmediatamente se traslada a la villa Mouriscot, lugar donde se aloja Victoria Eugenia junto a su madre. Allí solicitará a la princesa Beatriz la mano de Ena. Esa misma noche mandaría un telegrama a su madre, el texto decía así:"Me he comprometido con Ena. Abrazos Alfonso".

En el mes de marzo vuelven a encontrarse los novios. Esta vez será en San Sebastián, en el palacio de “Miramar”. La ciudad se ha vestido de gala. En ella va a tener lugar un acontecimiento trascendental, la princesa Victoria Eugenia, perteneciente a la religión anglicana, va a convertirse al catolicismo. La ceremonia sería privada pero se le daría una gran difusión. Alfonso XIII se entrevista con el rey británico Eduardo VII y, según algunos historiadores, éste advierte a Alfonso de la posibilidad de que Ena pudiera ser trasmisora de la hemofilia como descendiente que era de la reina Victoria del Reino Unido. Es posible que se le advirtiera pero, Alfonso estaba demasiado enamorado como para pensar en "razones de estado". El compromiso continuaría y se anunciaría la fecha de la boda : el 31 de mayo de 1906.

Victoria Eugenia y Alfonso XIII

Pocos días antes de la ceremonia la policía había comunicado al ministro de la gobernación, conde de Romanones, que en los jardines del Retiro había sido grabada en un árbol a punta de navaja la siguiente frase: "Alfonso XIII morirá el día de su boda". Romanones lo comunica al rey y se decide montar un operativo de vigilancia especial. Los príncipes de la mayoría de las casas reales europeas estarían presentes en la boda. 

El día 31 amaneció radiante. Las calles de Madrid estaban rebosantes de guirnaldas y banderas. Los balcones lucían colgaduras con los retratos de los novios y los madrileños, ya al amanecer, habían empezado a ocupar las aceras por donde pasaría la comitiva real. Rosas blancas adornaban el altar mayor de la iglesia de San Jerónimo.

Tras la ceremonia, el cortejo formado por 41 carrozas avanza por el Paseo del Prado entre vítores, aclamaciones y repique de campanas de las iglesias de Madrid, continua por Alcalá cruza la Puerta del Sol y avanza por la calle Mayor. Es entonces, a su paso por el numero 88, cuando un ramo de flores es arrojado sobre la comitiva y se produce un enorme estruendo. El vestido de Ena queda impregnado de la sangre del lacayo que marchaba al lado y que muere en la explosión. El Rey se asoma por la ventanilla " No se asusten, estamos ilesos" dice a la guardia. Pero, en la calle han quedado 28 muertos y los heridos se cuentan por docenas. Los reyes cambian de coche y son conducidos rápidamente al palacio. 


Atentado en la calle Mayor

Y así, con el vestido nupcial manchado con la sangre de las víctimas inocentes que la rodeaban, los ojos bañados por las lágrimas y el terror pintado en su semblante, se iniciaba el reinado de Victoria Eugenia de Battenberg.

                                                                                                                                                                                                                                                                                                              Continuara....   

Victoria Eugenia de Battenberg ( II )

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Victoria Eugenia de Battenberg


Acostumbrada a una ciudad tan cosmopolita como Londres, Ena, considera que Madrid es una ciudad muy provinciana. Tampoco parece que a los madrileños les guste su nueva reina. Su belleza es admirada por todos pero, los españoles la consideran fría, distante, y estirada, “demasiado inglesa” suelen decir quienes la critican. Es posible que influyera el hecho de que el día del atentado y a pesar de que fueron suspendidos el baile de gala y la mayoría de los actos, la templanza con la que Victoria Eugenia fue saludando a todos los invitados fuera interpretada como frialdad.

Había otras cosas que tampoco gustaban a la joven reina,  para disgusto del pueblo español. No le gustaba la comida española, de hecho ni siquiera el cocinero de palacio era español. Tampoco le gustaban los toros y consideraba que este espectáculo era terrible. No tomaba chocolate – que había sustituido por té - y fumaba, algo que ninguna dama española hacía, teniéndole que prohibir Alfonso que lo hiciera en público para evitar las habladurías.

Tampoco la práctica del deporte era habitual entre las damas de la sociedad española y Victoria Eugenia era muy deportista y practicaba habitualmente la equitación y el tenis. Además, Ena, acostumbraba a encargar sus trajes de gala a modistos extranjeros. Por todo ello y a pesar de que su comportamiento era perfecto, la reina jamás logró el afecto mayoritario de los españoles.

Victoria Eugenia y Alfonso XIII

A finales de 1906 se anuncia que la reina está embarazada y es el 10 de mayo de 1907 cuando da a luz al primero de sus hijos. Fue asistida en el parto por un médico español, el Dr Gutierrez, al que se concedería el título de conde de San Diego pero, también por un médico ingles, el Dr Glandinning, que había llegado a Madrid acompañando a la princesa Beatriz, madre de la reina, como observador profesional y como no, la enfermera que la acompañó en todo momento también era inglesa, la Sta Green.

La llegada de este hijo fue una alegría, era el heredero de la Corona y se le impuso el nombre de Alfonso. Su aspecto era el de un niño sano y rollizo pero, siguiendo la costumbre de la corte española de circuncidar a los príncipes a los pocos días de su nacimiento, se procedió a hacerlo con el pequeño príncipe y según nos relata Balansó, fue en este acto y ante la hemorragia que no cedía, cuando los médicos diagnosticaron que el príncipe Alfonso era hemofílico.

A partir de entonces se inicia el desamor de Alfonso XIII por la reina. Según José Mª Tavera, el Rey había expresado en más de una ocasión: " No puedo resignarme a que mi heredero haya contraído una enfermedad que traía la familia de mi mujer, no la mía"

Victoria Eugenia con sus Hijos

Un año después Victoria Eugenia dará a luz al segundo de sus hijos, un varón que recibirá el nombre de Jaime. Este infante también fue causa de preocupación y sufrimiento de sus padres por ser sordomudo.En junio de 1909 tuvo la reina su tercer parto, una infanta que recibió el nombre de Beatriz. Al siguiente año y al noveno mes de gestación Ena da a luz un infante que nace muerto, no se precisan las causas de esta muerte intrauterina por parte de los médicos que asistieron a su majestad.

Ya eran malas las relaciones entre los reyes, a pesar de lo cual, Ena, continuaba teniendo hijos.En 1911 la reina dará a luz a una nueva infanta que recibirá el nombre de Cristina. El parto se desarrollará con normalidad y será asistida por los médicos de la Real Cámara entre los que no podía faltar el conde de San Diego.

Dos años después, en 1913,  Ena dará a luz a un varón robusto y sano. Este infante, al que pondrán de nombre Juan, y que llegará a ser un día Jefe de la Casa Real, llena de alegría a D. Alfonso que ve en él la continuidad de su dinastía. No por ello las relaciones mejoran. En 1914 la reina dará a luz al último de sus hijos un varón al que se le impondrá el nombre de Gonzalo y que también es hemofílico. 

Al deterioro de su matrimonio y a la caótica situación política en España se unirá un nuevo dolor para la reina. Europa ha estallado tras el asesinato del heredero del imperio austro-húngaro, la Gran Guerra ha dado comienzo, y a pesar de que Alfonso XIII declara la neutralidad de España, en palacio existen posiciones encontradas. La familia de la reina madre, Dª Mª Cristina de Austria, combate por los Imperios Centrales, la familia de Ena por el frente aliado. Difícil mantener la compostura pero, ambas damas lo lograron a pesar de sus discrepancias y Victoría Eugenia es consolada por su suegra cuando llegó a palacio la noticia de que su hermano Mauricio había muerto en el frente.

El rey continúa con sus devaneos amorosos. Nacen hijos ilegítimos y sanos .Victoria Eugenia opta por no darse por enterada y vuelca sus desvelos en las obras de caridad. Funda tres importantes organismos: La liga contra la tuberculosis, la liga contra el cáncer y el primer hospital de la Cruz Roja de Madrid con la creación de una escuela de enfermeras que fue la primera de España y que se convirtió en el proyecto más querido de la soberana.


Victoria Eugenia con uniforme de Dama de la Cruz Roja

Las relaciones entre los reyes se va deteriorando. A Ena , que ha tolerado los devaneos del Rey, le resulta insoportable que Alfonso tenga una amante” fija”, la actriz Carmen Ruiz de Moragas, con la que además tiene dos hijos. En esa década de los años veinte, la relación entre ambos esta irremediablemente rota y sólo continúan juntos porque son los reyes de España.

                                                                                                                                    Continuará.....

Victoria Eugenia de Battenberg ( III )

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Victoria Eugenia de Battenberg. Philip László


Tras los levantamientos de Jaca y Cuatro Vientos, la popularidad de la monarquía desciende. Cuando en abril de 1931 se realizan elecciones municipales el triunfo de los republicanos es contundente. El Rey ya sabe que está perdido.

El día 14 de abril de 1931 se proclama la República y el Rey embarca en Cartagena hacía el exilio. En Madrid ha quedado Victoria Eugenia y sus hijos que deberán salir del país al día siguiente. Esa noche Ena no se acuesta. Intenta recoger de las habitaciones privadas todas sus pertenencias mientras los gritos de hostilidad de los hombres y mujeres que llenan la plaza de Oriente se cuela por los balcones de palacio. Quienes velan por su seguridad y la de sus hijos deciden que la salida se efectúe en automóvil a través del Campo del Moro hasta El Escorial, donde la Reina y los infantes tomarán el tren hacía el exilio. Victoria llora. Tardará treinta y siete años en volver a pisar suelo español.

Proclamación de la segunda República

Una vez en París, los reyes se reúnen en el hotel Meurice. Allí se toman decisiones importantes la primera de las cuales es dejar de convivir como pareja, Victoria no está dispuesta a seguir soportando humillaciones como mujer pero no quiere dejar de ser reina y por lo tanto no se plantea la anulación ni ninguna separación legal, tan sólo una separación de hecho y discreta. La segunda de las decisiones afecta a la economía.

Alfonso fija una pensión para el mantenimiento de Ena y ésta pasa cinco años residiendo entre Suiza e Inglaterra mientras Alfonso y sus hijos pasaran a residir en Roma. En 1934 morirá su hijo Gonzalo con tan sólo 19 años de edad. La causa la hemofilia. El desencadenante un pequeño accidente. Cuatro años más tarde morirá su hijo Alfonso, victima también de un pequeño accidente. 

Hacia el final de la guerra Civil española, Victoria Eugenia se va acercando cada vez más a la familia, sobre todo a su esposo, tal vez, porque piensa que si ganan los nacionales, en España sería posible la restauración monárquica. No sucede así y además ha comenzado la Segunda Guerra Mundial. Según Gerard Noel, el gobierno Británico advierte a Ena que de continuar en Londres no podrá garantizar su seguridad. Victoria solicita a una amiga que le permita utilizar su villa de Lausana y traslada su residencia a Suiza.

En 1941 acude a Roma, el Rey está enfermo y se espera su final. Alfonso XIII muere en febrero y en mayo Victoria y sus hijos regresan a Suiza. Allí se instalará, la que fuera reina de España, en la” Vieille Fontaine,” propiedad que había adquirido gracias a una herencia que recibió de una amiga. Allí hizo colocar en las puertas que daban acceso al jardín de la residencia la flor de lis, símbolo de la casa de Borbón. 

En la Vieille Fontaine, a orillas del lago Lemann va a transcurrir la vida de Victoria Eugenia, de un modo monótono y tranquilo, recibiendo las visitas de sus nietos o de sus hijos y la de algunos amigos, y viajando de vez en cuando a Italia y a Portugal para visitar a sus hijos. También acude en ocasiones a Mónaco ya que con los Grimaldi le une una gran amistad.

La vida resultaba cara. Además de mantener el palacete, Victoria Eugenia tenía a su cargo a los dos hijos de su hijo Jaime. La asignación que recibía del gobierno de Franco era insuficiente para los gastos que generaba y parece ser que Ena, tan amante de las joyas, se vió obligada a vender algunas de ellas.

Vieille Fontaine


 Treinta y siete años después de su salida de España se producía el regreso de Victoria Eugenia. Sería la madrina de su biznieto Felipe, único hijo varón de su nieto D. Juan Carlos. Era el 7 de febrero de 1968 cuando la reina vuelve a pisar suelo español. A Barajas, además de su hijo D. Juan, han acudido todos los familiares que se encontraban en Madrid, gentes de la nobleza, ministros del gobierno y gran cantidad de monárquicos que la aplauden y vitorean. Durante su estancia en Madrid se alojó en el Palacio de Liria. La duquesa de Alba era su ahijada y procuró que durante su estancia pudiera recibir el cariño de los monárquicos y abrió las puertas de su palacio a todos aquellos que desearan saludarla.

Bautizo de Felipe de Borbón y Grecia

Un año después la salud de Victoria decae. A partir del mes de marzo apenas abandonó sus habitaciones asistida además de por sus doncellas, por su fiel dama Beatriz Aguilar y por una enfermera. El doctor Nicaut, su médico de cabecera, ya advierte a los familiares que la situación provocada por la enfermedad hepática que sufría era irreversible. Sin embargo, los primeros días de abril y tras el tratamiento con corticoides, se percibe una ligera mejoría. Durará poco ya que, el 10 de abril, la reina Victoria perdía la lucidez y el día 15 entraba en coma profundo. Fallecía a las 11 horas y 18 minutos de la noche de ese mismo día. La rodeaban sus hijos y nietos. Su cuerpo fue cubierto con la bandera española. 

En su funeral estuvieron representados los gobiernos y las casas reales de casi todos los países europeos. La Jefatura del Estado Español decretó tres días de luto. Recibió sepultura en Lausana y en el interior del sepulcro fue depositada tierra de distintos lugares de España. 

Entierro de Victoria Eugenia de Battenberg


 Sus restos mortales fueron trasladados en 1985 al Monasterio del Escorial.

Luis I de España

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Luis I- Jean Ranc- Museo del Prado

Nacido el 25 de agosto de 1707 era hijo de Felipe V y de su primera esposa Maria Luisa Gabriela de Saboya. Vió la luz en el palacio del Buen Retiro y por tanto fue el segundo Borbón en ocupar el trono español y el primero de ellos en nacer en España.

Los madrileños, tan dados a poner sobrenombres, le llamaban el Bien Amado pero, su mejor descripción se la debemos al duque de Saint-Simón que dice "Es rubio, delgado y alto. Posee un rostro agradable, aunque la nariz es grande. Tira bien, gusta de la caza y baila de maravilla…Es muy discreto y callado. Constituye, en fin, la pasión dominante de los españoles, que no se cansan de verlo y perseguirlo con sus aclamaciones. El los ama a la recíproca" 

En abril de 1709, Luis, es jurado como Príncipe de Asturias por las Cortes. Cuando contaba cinco años de edad falleció su madre y su padre volvió a casarse. La nueva esposa de su padre, Isabel de Farnesio no sentía demasiado aprecio por los hijos habidos en el primer matrimonio de su esposo ya que, estos ocupaban un lugar más aventajado que los suyos propios en la línea de sucesión. Así pues, la infancia de Luis, sin madre y con un padre que sufría frecuentes ataques de "melancolía", fue triste y solitaria, acompañado tan sólo por sus hermanos menores.

Tampoco su educación fue esmerada. Durante sus primeros años su tutela fue encargada a la princesa de los Ursinos que lo educaría de manera severa y estricta. Cuando Isabel de Farnesio se convirtió en reina de España  “devolvió” a la princesa de los Ursinos a Francia, y a partir de entonces se encargaría la educación de Luis a distintos ayos que lo instruyeron en latín, francés, gramática y aritmética. Como tutor del príncipe fue nombrado en 1716 Restaino Santelmo-Stuart duque de Pópoli siendo su confesor el jesuita Juan Marín aunque parece ser que, durante algunos años, el francés Laubrussel también ejercicio como tal.

Luis I - Jean Ranc-Museo del Prado

Luis era callado, discreto, amante de la música y de las artes y de agradable trato. No sabemos si fue este carácter suyo el que le valió el sobrenombre del Bien Amado que le dieron los madrileños ya que, algunos biógrafos como W.Clarke y A. Viollett aseguraron que también le gustaban las salidas nocturnas en las que se hacía acompañar por un criado de mala reputación y que sus inclinaciones sexuales abarcaban tanto a hombres como a mujeres y tal vez fuera ésta la razón del sobrenombre. Por el contrario el duque de Saint- Simón dice"Tira bien; gusta de la caza y demás ejercicios; baila a la maravilla toda clase de bailes, que aprende en un momento"… "Vive sujeto, bien que en distintas manos, y encerrado con hijos de criados que forman su circulo y a cuya compañía se ha acostumbrado"…… En parecidos términos se expresa el marqués de San Felipe. Lo cierto es que la vida de Luis fue demasiado corta y que los madrileños, siempre tan perspicaces, le querían. Además, según parece, Luis acostumbraba a ocultarse durante sus correrías nocturnas bajo un disfraz de chulo madrileño.

Lógicamente, el matrimonio de Luis sería acordado por sus padres conforme a los intereses de estado y la elegida fue Luisa Isabel de Orleáns. En Octubre de 1721 se publica el compromiso matrimonial. Luis tiene 14 años y 12 su prometida. El 9 de enero de 1722 pasa a España Luisa Isabel y el 20 de enero en Lerma se celebra el matrimonio. Dado que la joven esposa no había llegado todavía a la menarquia la consumación del matrimonio quedaría pospuesta hasta que este hecho se produjera. El duque del Pópoli seguiría al lado de Luis como Mayordomo Mayor de su casa. 

No fue acertada la elección de esposa para Luis, la propia abuela paterna de la novia llegó a decir de su nieta:  …"no puede decirse que sea fea, tiene los ojos bonitos, la piel fina y blanca, la nariz bien formada, la boca pequeña: Sin embargo, a pesar de todo esto, es la persona más desagradable que he visto en mi vida"…. 

Luisa Isabel de Orleáns - Jean Ranc- Museo del Prado

Sufrió Luis con ella, sufrieron los Reyes y sufrieron quienes velaban por los Príncipes. Todavía no se ha consumado el matrimonio y ya la corte empieza a escandalizarse de sus extravagancias, sus deseos de andar ligera de ropa, sus impertinencias, sus excesos con la comida y la bebida y su falta de responsabilidad total y absoluta. 

En agosto de 1723 y en el cumpleaños del Príncipe, Felipe V da su autorización para que el matrimonio sea consumado. Un diplomático francés en carta escrita al cardenal Dubois explica : …."A la mañana siguiente de ejecutar lo que ya se les había permitido, el Príncipe parecía satisfecho; la Princesa acalorada; ambos muy alegres" 

Pocos meses después, exactamente el 15 de enero de 1724, se produce la abdicación de Felipe V. Los Príncipes residían en San Lorenzo del Escorial, confinados desde hacía más de un año a fin de que la extravagante conducta de Luisa Isabel no fuera objeto de constantes murmuraciones en la corte. Hasta allí se desplaza el marqués de Grimaldi con el acta de abdicación. 

Luis, convertido ya en rey de España con el nombre de Luis I, se traslada con su joven esposa a Madrid donde el 9 de febrero y en la iglesia de San Jerónimo el Real tiene lugar la proclamación, Son los monarcas más jóvenes de la historia de España, dieciséis años el Rey y catorce la Reina.

Luis tenía verdadero empeño en ejercer su papel de rey de la mejor manera posible y escuchaba atentamente a los miembros de la Junta de Despacho y al marques de Grimaldi. Su padre y su madrastra, Isabel de Farnesio, seguían todos sus movimientos desde el palacio de la Granja donde vivían tras su abdicación. Algunos de los miembros de la Junta intentaron separar al joven Luis de la influencia paterna pero la brevedad de su reinado no hizo posible la implementación de cambios en la política interior.

Luis I.- Michael Houasse-Museo del Prado

El 21 agosto de ese mismo año, Luis I, enfermó gravemente. Los médicos diagnostican viruela maligna. El médico de cámara que llevó la dirección del tratamiento fue el doctor Pedro de Agüenza, asistido por los doctores Higgins, Diaz y Suñol y Sanchez. El tratamiento, como correspondía al estado de la medicina de la época fue sintomático; además de controlar el exantema se le administraban enemas para el estreñimiento y “jarabe de diacodon” para mitigar el insomnio y aliviar el dolor. Como era habitual en aquellos años se le realizaron sangrías a pesar de la oposición a dicho tratamiento del doctor Higgins, un médico irlandés, doctor en varias universidades y de gran fama. En su opinión, la segunda sangría fue la que condujo al egregio paciente a la muerte.

Felipe V, padre del monarca y su esposa Isabel de Farnesio, permanecieron en la Granja para evitar contagiarse y allí recibían diariamente el parte médico que emitían los doctores que lo trataban. Por el contrario, la joven Reina permaneció al lado de su esposo mientras duró la enfermedad cuidándole con singular mimo a pesar de los intentos de los médicos por separarla del lecho del enfermo. 

A los diez días de iniciado el cuadro apareció una fiebre muy elevada y de difícil control. Como era costumbre, sus aposentos se llenaron de reliquias y se hicieron procesiones y rogativas. Todo fue inútil. Luis I fallecía a las dos de la madrugada del día 31 de agosto. Acababa de cumplir diecisiete años.

Los restos mortales del que fuera llamado el Bien Amado fueron trasladados al Panteón de Reyes del Monasterio del Escorial. Su reinado apenas duró siete meses.

Alfonso X el Sabio ( I )

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Alfonso X

Nació en Toledo, el 23 de noviembre de 1221. Fue el primero de los hijos del matrimonio formado por Fernando III  “El santo”, rey de Castilla y León  y Beatriz de Suabia, una princesa alemana entroncada con los Staufen y con los emperadores de Bizancio.

Tenía quince meses cuando, en Burgos, fue jurado como heredero al trono por las Cortes del Reino. Aunque poco sabemos de su infancia, parece ser que los primeros años fue encomendado su cuidado a su abuela Berenguela y que el mayordomo de ésta, García Fernández de Villamayor, se convertiría en el ayo del pequeño Alfonso. Educaría éste al heredero en la sencillez y en la sobriedad y durante este periodo de su educación pasaría Alfonso algunas temporadas en tierras gallegas, familiarizándose así con la lengua que utilizaría años más tarde para escribir Las Cantigas de Santa María.


La infancia de los monarcas medievales era muy breve y la de Alfonso no iba a ser una excepción. En 1231, con tan sólo diez años, participó en su primera campaña militar. Fue D. Alvar Pérez de Castro, llamado “el castellano” el encargado de instruirle en el arte de la guerra y su bautismo de fuego se produciría en el enfrentamiento de las tropas cristianas de su padre contra el ejército del rey de taifas de Murcia. Sin embargo poco sabemos de cómo se desarrolló su formación intelectual ni de quienes fueron sus maestros, tan sólo queda constancia de que en los últimos años de formación como príncipe contó con la sabiduría y la experiencia de Jacobo de las Leyes, un jurisconsulto que tuvo una gran influencia en Alfonso.

En aquellos años de su juventud, a sus éxitos en la guerra y a su gran capacidad diplomática, Alfonso demostraría también que era un consumado amante. Se tiene constancia de que mantuvo varias relaciones sentimentales y que de ellas nacieron algunos hijos. Una de estas relaciones fue con doña Mayor de Guillén, una dama principal que fue, tal vez, el gran amor del rey sabio y de ella nacería una de sus hijas predilectas, Beatriz , que acabaría siendo reina de Portugal.

Violante de Aragón

Como siempre ocurría en la realeza, su matrimonio fue de conveniencia. En 1244 Alfonso había firmado con el rey de Aragón, Jaime I, y en nombre de su padre, el Tratado de Almizra por el que se limitaba la expansión de ambos reinos en el reino de Valencia. Por tanto y como colofón a este tratado, en 1246 contrae matrimonio, en la ciudad de Valladolid, con Violante de Aragón, hija de Jaime I, con la que tuvo once hijos a pesar de que al inicio de su matrimonio se pensó que la infanta era estéril puesto que tardó seis años en quedar encinta. Violante tenía diez años cuando se celebró el matrimonio.

El 30 de mayo de 1252 moría en Sevilla Fernando III. En cuanto terminó la ceremonia del sepelio de su padre, Alfonso fue proclamado rey en la Iglesia Mayor de Sevilla, la misma en la que había sido enterrado su padre. Se le coronó con el nombre de Alfonso X y con él empezó, como nos cuenta Manuel González Jiménez en su biografía sobre el monarca, uno de los periodos más deslumbrantes y más contradictorios del medievo español.

Alfonso, había heredado de su padre el deseo de conquistar los territorios de la península  a los musulmanes y de su madre el íntimo  sentimiento de pertenecer a un linaje divino cuyo destino debería ser ostentar la corona  del Sacro Imperio Romano.

Pronto demostraría Alfonso que era un rey autoritario y que poseía un nuevo concepto de gobierno: el control y el poder absoluto del rey sobre las posesiones de la Corona. Para lograr este objetivo se redactaría tres años más tarde de su subida al trono el “ Fuero Real”en un primer intento de acabar con el sistema feudal y unificar los distintos fueros existentes. En la misma línea se redactaría “el Espéculo” otorgando de este modo una nueva legislación en sus reinos.



Se encontraba Alfonso en Soria cuando recibe una embajada procedente de Pisa  encabezada por Guido Lancia que le ofrece la dignidad de emperador y rey de los romanos y le rinde vasallaje. Ante este ofrecimiento, y considerando el rey Sabio que siendo como era descendiente por vía materna de los Staufen, también llamados gibelinos, tenía todo el derecho a ostentar la dignidad que se le ofrecía, se entusiasmó con la idea.

A partir de entonces el llamado “fecho del Imperio” se convirtió en una verdadera obsesión para él. Siendo que no era el único pretendiente a coronarse emperador, Alfonso destinó un inmenso capital para asegurarse el trono, lo que empobreció enormemente a Castilla, y consecuentemente se creó un gran descontento popular y también la oposición de la nobleza a sus planes.

Finalmente y tras años de dilapidar dinero, el sueño de adquirir la corona del Sacro Imperio quedo roto cuando el Papa Gregorio X coronó como emperador a Rodolfo de Habsburgo.

                                                                                                            Continuará....

Alfonso X, el Sabio ( II )

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En el año 1271 el descontento llegaría a su punto más álgido, el fortalecimiento de la figura real, el aumento de impuestos y las "Siete Partidas"un texto legislativo cuya aplicación sufrió la resistencia de la nobleza castellana llevó a estos nobles, que veían peligrar sus privilegios, a reunirse en Lerma para protestar por los tributos extraordinarios que solicitaba el rey en las Cortes y por los abusos de los agentes reales. A los nobles se unieron algunas ciudades y villas por el intento de implantación del Fuero Real, que les quitaba los fueros propios por los que se regían e imponían una ley municipal común para todos.

Ante esta situación Alfonso X no tuvo más remedio que ceder, hacer importantes concesiones a los nobles y renunciar al sueño de unificar jurídicamente los pueblos de Castilla 

Pero no era sólo la política interna y externa la que ocupaba las horas del rey, la labor cultural de Alfonso fue enorme y paralelamente a todos los hechos narrados el rey alentó la Escuela de Traductores de Toledo y creó otras dos, la de Sevilla y la de Murcia. Además de las obras legislativas ya citadas y en las que participó, Alfonso X fue el promotor de "La Grande e General Estoria " y de la "Estoria de España". En poesía su obra cumbre sería "las Cantigas a Santa María" escritas en gallego. El scriptorium de Alfonso X contaba con un número de volúmenes y una diversidad de temas impresionante.



La corte del rey Sabio era fastuosa. En ella se podían ver eruditos, poetas, alquimistas, astrólogos y otros científicos. En las escuelas de Toledo, Sevilla y Murcia se juntaron traductores y sabios cristianos, judíos y musulmanes en un ambiente de estudio laico y se escribió en una lengua común, el castellano, evitando de este modo cualquier connotación religiosa, algo que tal vez hubiese ocurrido de haberse utilizado el latín.

La primera noticia médica que tenemos de Alfonso X se la debemos a su suegro, Jaime I, quien en 1269 en su Llibre dels feyts cuenta que acudió raudo para asistir a su yerno con su médico personal pues había sufrido la coz de un caballo. Algunos estudiosos sostienen que la coz debió impactar en la región facial y que la fractura que debió ocasionar derivó en una sinusitis recurrente que Alfonso arrastraría durante el resto de su vida. 

En las Cantigas el rey sabio relata en tercera persona los momentos en los que estuvo a punto de perder la vida y de los que fue milagrosamente salvado por intercesión de la virgen María. Así sabemos que en 1273 sufrió una malatia terciana. En Montpellier cayó tan gravemente enfermo que todos los físicos que allí estaban creyeron que moriría . En 1276 estando en Valladolid sufrió unas fiebres por las que "quedo como muerto".

A partir de 1278 todas las crónicas hablan ya de la delicada salud del monarca. Padecía una severa hidropesía con un edema de miembros inferiores "que se le hincharon tanto que no le cabían en las calzas y no le dejaban caminar ni cabalgar". Estos síntomas nos hablan de una probable insuficiencia cardíaca padecida por el rey. En la Crónica de Alfonso X se nos cuenta que ya en la campaña de Granada, en 1280, el rey presentaba una dolencia en el ojo izquierdo con gran dolor y como si lo fuera a perder.

Poco antes, en 1275 había muerto, en combate, su primogénito, Fernando de la Cerda. A partir de entonces empiezan los problemas familiares de Alfonso X. Su apoyo a los hijos del heredero muerto, Fernando, en contra de su segundogénito, Sancho, que se consideraba con derecho al trono, produciría el enfrentamiento entre ambos. La mayoría de los nobles que estaban descontentos con la política interna del Sabio, tomaron partido por Sancho y acabaron por desposeer a Alfonso X de todos sus poderes, excepción hecha del título de rey. En el tenso enfrentamiento con su padre, Sancho, llego a llamarle " loco leproso".




Es posible que las enfermedades y el dolor físico que soportaba, unido a las frustraciones en política y a la degradación de sus relaciones familiares, pudieron llevar a Alfonso a sufrir un cuadro depresivo. Sin embargo,son muchos los psiquiatras que sostienen que Alfonso sufría un proceso psicopatológico desde hacía muchos años. Craddock argumenta que "El Setenario" demuestra que el rey era un hombre con una obsesión patológica con el numero siete. Otros psiquiatras dicen que los periodos de frenética actividad intelectual seguidos de periodos de aislamiento podrían significar que el Sabio padecía un trastorno bipolar.

En cuanto al aspecto "leproso" podría explicarse por el examen que en 1948 se realizó de los restos mortales del monarca. El Dr. Delgado Roig encuentra entre otros hallazgos, una perforación del tabique nasal y además en el antro orbitario izquierdo y en el maxilar una extensa zona de necrosis. En opinión de este forense, es posible que el rey sufriera un sarcoma, o sea un cáncer maxilofacial. Pero no todo el mundo esta de acuerdo, Martín Araguz sostiene que 15 años antes de su muerte, ya se menciona en la Crónica de Alfonso X este proceso facial y que, dado que había periodos álgidos de la enfermedad junto a remisiones, bien pudo tratarse la enfermedad del rey de una sinusitis infecciosa recidivante que se complicó con un proceso supurativo crónico y de ahí las pústulas y el aspecto de "leproso". De lo que no parece haber duda es de que sufrió terribles dolores.

 Se ha escrito mucho sobre este monarca brillante, el más intelectual del medievo español. Muchos han sido defensores de su figura pero, también han sido muchos sus detractores. Se le llamó Sabio pero se le acuso de ser un mal gobernante, de dejarse engañar con una ingenuidad impropia de su inteligencia por todos aquellos que le prometían dar un final feliz a su sueño de ceñir la corona del imperio. Pero, nadie puede poner en duda la sed de conocimientos del monarca y nadie puede negar que durante su reinado la cultura se desarrolló en un clima único de tolerancia religiosa y étnica. 

Alfonso X el Sabio murió en Sevilla el 4 de abril de 1284. Probablemente la causa de su muerte fue una hidropesía. Fue enterrado en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla.

Sepulcro de Alfonso X

María Victoria dal Pozzo

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María Victoria dal Pozzo


Carlos Manuel dal Pozzo, príncipe della Cisterna, había nacido en Turín. Durante su juventud y dado su espíritu liberal, había participado en algunas sublevaciones contra la política absolutista imperante. El fracaso de estas aspiraciones le valió la cárcel y el posterior destierro. En 1846 contrajo matrimonio en Bélgica con la condesa Luisa Carolina de Merode estableciendo su residencia en París. Será en la capital de Francia y apenas once meses después, donde vendrá al mundo la primera de sus hijas, María, que con el paso de los años se convertirá en reina de España.

María , a la que se añadió posteriormente el nombre de Victoria, estuvo a cargo de distintas institutrices, que parece ser hicieron muy bien su trabajo pues, ya desde pequeña, hablaba francés, ingles e italiano. En 1851 nace su hermana Beatrice y un año después la familia se instala en Turín, en el palacio Dalla Cisterna. La inteligencia y el deseo de aprender que demostraba la princesa María Victoria era grande y tuvo profesores no sólo de literatura y filosofía sino también de matemáticas y física, disciplinas éstas poco habituales en la educación de una princesa de la época. 

En marzo de 1864 fallece Carlos Manuel dal Pozzo y su esposa Luisa Carolina enloquece, se encierra junto a sus hijas en la habitación donde se ha instalado la capilla ardiente y durante días las obliga a permanecer con ella velando el cadáver del padre. Los más allegados, alarmados por la situación, avisan a los carabinieri que irrumpen en el velatorio encontrando un cadáver ya en descomposición y a las tres mujeres rezando. La condesa es obligada a enterrar a su esposo.
Es Maria Victoria quien, a pesar de su juventud, debe ocuparse de todo. Su hermana Beatrice esta postrada en el lecho desde el mismo día del entierro. Un mes después fallece victima de tifus. Por Turín circula el rumor de que ha muerto de pena.

Palazzo della Cisterna - Turin

Tras el entierro de Beatrice, Luisa Carolina ordena cerrar todas las ventanas de palacio, se corren las cortinas, se colocan crespones negros sobre los cuadros y la mayoría de las habitaciones quedan clausuradas. Enlutada y encerrada en el palacio María Victoria ve pasar los días sin otro contacto con el exterior que las visitas que realiza a Reano para orar ante la sepultura de sus muertos.

Lo único que la condesa Marone permitía a María Victoria era la continuación de su formación académica y la princesa aprende alemán y español y sigue estudiando literatura y arte. Un viaje a Bélgica acompañada de su madre, le permitirá visitar algunos museos europeos pero, cuando regresan a Italia, las puertas del palacio se vuelven a cerrar. 

Poco a poco los cerrojos empiezan a ceder y María Victoria puede salir con su institutriz a rezar en la iglesia de San Felipe de Neri y también a pasear, siempre en su carruaje, por el prado de San Mauro. En la ciudad se la ha bautizado con el nombre de la Rosa de Turín.

En 1866, el recién estrenado reino de Italia declara la guerra a Austria, es la Tercera Guerra de la Independencia, y a la lucha van también dos hijos del Rey, Humberto y Amadeo. Amadeo, príncipe de Saboya y duque de Aosta es herido en combate. En su convalecencia pasea también por el prado de San Mauro y es allí donde ve por primera vez a María Victoria. El amor surge en el príncipe que inicia un cortejo que tendrá un final feliz. Las puertas y ventanas del palacio della Cisterna vuelven a abrirse.

El 30 de mayo de 1867 se celebra la boda en la capilla del palacio real de Turín. Una boda que tuvo también su anecdotario amargo. 

María Victoria y Amadeo
En enero de 1869 y en Génova, María Victoria da a luz al primero de sus hijos un niño al que se le impondrá el nombre de Manuel Filiberto. Decide amamantar ella misma al recién nacido, algo que causa el escándalo de la aristocracia italiana. 

Unos meses antes de este alumbramiento, en España, los revolucionarios habían destronado a Isabel II pero, habían redactado una Constitución monárquica. El problema era quién iba a personificarla. El general Prim había dicho que los Bórbones jamás, jamás, jamás volverían al trono de España y mientras se decide quien ocupará el trono se nombra como regente con tratamiento de alteza al general Serrano Domínguez. El general Prim propone a Amadeo de Saboya. 

No estaba Amadeo a favor de aceptar el trono y así se lo manifiesta a su padre, el Rey de Italia, pero, finalmente en el verano de 1870 y tras una nueva entrevista con su padre acepta la Corona de España. Cuando llega a Madrid, el 2 de enero de 1871, le comunican el asesinato del general Prim.

María Victoria que había alumbrado a su segundo hijo en noviembre no llegó a España hasta mediados del mes de marzo y para entonces ya le había llegado el rumor de que el Rey tenía una amante, Adela de Larra, hija del escritor Mariano José de Larra. 

No será solamente esto lo que amargará la vida de María Victoria. El enorme palacio en el que debía habitar desde su llegada a Madrid necesitaba una Corte, o más bien ella necesitaba una Corte con la que llenar aquel palacio. Se le ofreció a la duquesa de la Torre, esposa del general Serrano, ser camarera mayor pero, desestimó el ofrecimiento, también lo desestimaron todas las damas de rancio abolengo a quienes se les propuso. El rechazo hacia María Victoria, a quien consideraban una usurpadora, era tal que las damas de la nobleza llegaron a trazar un plan para ofenderla y lo pusieron en práctica. Todas ellas salieron a pasear por el paseo del Prado – lugar habitual para ver y dejarse ver- ataviadas con una mantilla de blonda blanca recogida con un broche con la flor de lis, símbolo de la dinastía Borbón.

María Victoria no entendía el por qué aquellas nobles, que no la conocían, la odiaban de aquel modo. No entendía por qué el hecho de llevar una vida sencilla era motivo de burla y escarnio. Empezó a pasear por caminos distintos de aquellos que frecuentaban las damas de alto copete, y una mañana en las orillas del Manzanares descubrió la labor de las lavanderas de oficio. Mujeres arrodilladas enjabonando prendas, otras mujeres tendiendo ropas al sol y también vio niños, desarrapados, descalzos, sucios de barro,eran los hijos de las lavanderas que esperaban jugando, con frío y muchas veces con hambre, a que sus madres terminaran el trabajo para volver a sus casas. Aquella visión dejó impactada a María Victoria.

Y de este impacto nació la primera guardería española, un lugar subvencionado por la Reina y donde las mujeres trabajadoras podían dejar a sus hijos, con la seguridad de que estos estarían cuidados. María Victoria deseosa de ayudar a los más necesitados entró en contacto con Concepción Arenal, encontrando en ella la voz que le enseñaba las necesidades más apremiantes del pueblo y también a una amiga. Inició una serie de proyectos encaminados a ayudar a los más necesitados y que en su mayoría estaban subvencionados por su patrimonio privado. La nobleza siguió repudiándola. 

María Victoria dal Pozzo

A pesar de los galanteos extraconyugales del Rey, la Reina queda de nuevo embarazada y en enero de 1873 alumbra un varón, tercero de sus hijos, el primero nacido en España. El hecho de que lo amamantara fue otro motivo de burla por parte de la alta sociedad madrileña. 

La situación en España es cada vez más tensa. Amadeo I no sólo se enfrenta al desdén de una determinada clase social. El descontento hacía el Rey aumenta, el atentado que habían sufrido en el mes de julio así lo demostraba. Con el paso de los meses la agitación se hace más intensa, en los barrios empieza a pedirse a gritos la abdicación del Monarca. El día 11 de febrero de 1873 Amadeo I presenta el acta de abdicación. Al día siguiente con sus hijos y con María Victoria , muy débil aún tras el parto, abandona el Palacio Real de Madrid.

En Turín la familia se instaló en el palacio della Cisterna, la salud de María Victoria estaba cada día más mermada, la tuberculosis, que ya le había sido diagnosticada, avanzaba inexorable. 

En el invierno de 1875 la familia, por consejo de su médico se instala en San Remo, en la villa Dufour, junto al mar. María Victoria pasa la mayor parte del día en cama y si se levantaba tenía que usar una silla de ruedas por falta de fuerzas para caminar. Al final del verano la sangre brota de sus pulmones en cada acceso de tos, y permanece aletargada y consumida por la fiebre la mayor parte del día. 

María Victoria fallece a las siete de la mañana del 8 de noviembre de 1876, a los 29 años de edad. Esta enterrada en el panteón de la familia Saboya en la basílica de Superga.


Leonor de Guzmán

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Leonor de Guzmán

Nació en Sevilla en 1310 y pertenecía a una de las familias más importantes y de mayor linaje de Castilla, los Guzmán, estando emparentada además con los más grandes de la nobleza. Sus padres , Pedro Núñez de Guzmán y Juana Ponce de León, le procuraron un buen matrimonio, como correspondía a una dama de su calidad y la desposaron cuando sólo contaba quince años con Juan Velasco. El matrimonio duró muy poco y no tuvo descendencia. Tres años después de la boda, Leonor quedaba viuda y con un importante patrimonio rústico y urbano.

Tras la campaña de Olvera, ocurrida en 1327, Leonor de Guzmán "en fermosura la más apuesta muger que auie en el reyno " según la Crónica de Alfonso XI , conoce al Rey. Parece ser que el amor de Alfonso XI por Leonor surge de inmediato y a partir de ese momento Dª Leonor pasará a formar parte del círculo más intimo del monarca y su prestigio entre la nobleza irá en aumento.

En aquellos años el amor y el matrimonio difícilmente iban unidos. Los matrimonios de la realeza tenían como objetivo afianzar las alianzas entre países y así sucedió en el caso de Alfonso XI. Convenía a Castilla una alianza matrimonial con Portugal, razón por la cual en 1328, el rey castellano toma por esposa a María de Portugal. 

No consideraba Alfonso que el matrimonio que había contraído fuera razón suficiente para dejar a su bella amante y a los hijos que ya había empezado a tener de ella. Mantuvo ambas familias con completa naturalidad, sin esconder la relación, más bien al contrario. Dª María, como esposa legítima, permanecía junto al rey en aquellos actos oficiales que así lo requerían pero, era Leonor quien estaba constantemente a su lado. Ninguna otra figura de su tiempo adquirió una influencia y un relieve tan importante como el conseguido por la hermosa viuda sevillana sobre el rey de Castilla.  

Alfonso XI

Leonor era además de bella muy inteligente y estas cualidades le permitían aconsejar al rey Alfonso tanto en política interna como externa. En la gran Crónica de Alfonso XI se pone de manifiesto"el rey fiaua mucho della ca todas las cosas que se avien de faser en el Reyno, todas pasaban sabiéndolo ella y no de otra manera, por la fiança que el rey ponía en ella". Dejando constancia, por tanto estos escritos, de la gran influencia que Leonor tenía sobre D. Alfonso. 

María de Portugal se veía relegada a ser simplemente la "consorte". Había cumplido con su cometido y tras tres años de matrimonio había conseguido realizar la misión que de ella se esperaba: dar un heredero a la corona, el Infante Pedro, al que pasados los años se le apodaría el Cruel. A pesar de ser la madre del heredero a la Corona, María vivía recluida junto al infante en el monasterio sevillano de San Clemente, mientras Leonor vivía con el Rey. 

A tenor de los hechos, es seguro afirmar que Alfonso XI amaba a Leonor con autentica pasión. No ha quedado reflejado en los escritos si el amor de la "Favorita" era igualmente apasionado. De lo que no cabe duda es de que le era leal y fiel y de que le acompañaba constantemente, aunque para ello tuviera que desplazarse a los mismos campos de batalla.

Leonor era una mujer prolífica y le dio al monarca diez hijos. Con cada nacimiento e incluso sin nacimientos que lo justificaran, el Rey le hacía donaciones de villas y lugares diseminados por todo el Reino. Pero no solamente ella era la beneficiaria de la generosidad de Alfonso XI, también los hijos bastardos habidos en esta relación recibieron del monarca apoyo económico y un reconocimiento social que los equiparaba al hijo legítimo, D. Pedro. Que duda cabe que el odio de Pedro hacia sus hermanos tenía que producirse, era un muchacho alejado de su padre, cautivo en un convento y educado y adoctrinado por una madre llena de rencor.

María de Portugal

Con tantas donaciones – algunas de ellas ni siquiera eran del rey, sino de personajes deseosos de congraciarse con la corona – Leonor se convirtió en una gran señora feudal que disfrutaba de todos los privilegios que esa posición le otorgaba. Los vasallos de los lugares que poseía contribuían con las cargas y tributos habituales a que la "Favorita" mantuviera esa posición de privilegio. Se podía decir que Leonor de Guzmán era "la reina y señora"de Castilla. Su posición que ya era prominente por cuna( pertenecía a la familia de los Ponce de León y era descendiente de Guzmán el Bueno), ahora también lo era por patrimonio. Se había convertido por lo tanto en todo un personaje con enorme influencia en el Reino. 

Era la reina de "hecho" aunque no lo fuera de "derecho", se comportaba como una reina y como tal recibía honores. Permanecía al lado de D. Alfonso compartiendo lecho, confidencias y tiendas de campaña en las batallas del rey. Y seguía acumulando más villas y más derechos sobre más lugares. Esta obsesión suya por llegar a tener un patrimonio cada vez mayor estaba justificada por la enorme preocupación que tenía por el porvenir de sus hijos. Era consciente de que, a pesar de que el Rey les había concedido puestos relevantes, el día que éste muriera y se proclamará rey su heredero legítimo, la suerte de sus hijos cambiaría. Por ello pensaba, no sin razón, que un gran patrimonio sería lo mejor con lo que podrían contar. 



La vida de Leonor da un vuelco inesperado en 1350. El rey Alfonso que se encontraba librando la batalla en el sitio de Gibraltar, cae enfermo muriendo a los pocos días. En el momento de su muerte el rey tenía 42 años. Dejaba un hijo legítimo, el Infante Pedro, una reina viuda, María de Portugal, una amante, Leonor de Guzmán y  diez bastardos habidos en los veinte años de relación con ella.

María de Portugal, señora de Talavera y reina consorte de Castilla había tenido veinte años para alimentar rencores, para ir amasando su odio y para rodearse de una camarilla de fieles que también menospreciaban a la "Favorita", así que, probablemente, desde el mismo momento en que muere el rey Alfonso se empieza a gestar la muerte de Leonor.

El cuerpo de Alfonso XI es conducido desde Gibraltar hacía Sevilla, donde esperan la Reina, María de Portugal, y el Infante Pedro. A su paso por Medina Sidonia, Leonor abandona la comitiva y se refugia en esta villa. El Infante es proclamado rey y se convierte en Pedro I. 

Leonor está atemorizada, tanto, que incluso piensa en abandonar Castilla y escribe al rey de Aragón solicitando ayuda, El aragonés se limita a darle respuesta mediante una carta en la que trazaba una semblanza del rey Alfonso y recomendaba a Leonor que buscara consuelo en Dios. 

Alcazar de Sevilla siglo XIV ( reconstruccion virtual)

Leonor había sido recluida en el Alcázar de Sevilla y llevada después a Carmona, allí permanecería hasta que María de Portugal decidió sacarla e incorporarla a su séquito, paseándola por todas partes, intentando demostrar de este modo que estaba a su merced, para verla así humillada hasta que llegaron a Talavera. El alcázar de esta ciudad, que pertenecía a la reina viuda, sería la última prisión de Leonor de Guzmán.

No permanecería en ella mucho tiempo. Según Victor Gebhardt, María de Portugal envió al alcázar a su escudero, Alfonso Fernández de Olmedo, con orden de asesinar a la "Favorita", ejecutándola éste al momento de su llegada. Según Bueno Domínguez "Atada a un poste a pleno sol y con una cuerda que rodeaba su cuello sujeto a la nuca con una cruceta" murió Leonor de Guzmán.

En cuanto a su inhumación la opinión de los historiadores es controvertida. Algunos como López Tejada dicen que está enterrada en la capilla de San Juan Bautista del alcázar de Talavera. Angel Ballestero dice por el contrario, que fue enterrada en la Colegial. En cualquier caso no son más que opiniones, tan sólo una prueba de ADN contrastada con otra realizada a alguno de sus hijos podría sacarnos de dudas respecto al lugar donde permanecen los restos mortales de esta inteligente mujer que siendo tan sólo la amante de un rey, logró ser la madre de otro y dar inicio a una dinastía : Los Trástamara.

Mafalda de Saboya

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Nacida el 19 de noviembre de 1902, era hija de los reyes de Italia, Victor Manuel III y Elena de Montenegro. Mafalda, como el resto de sus hermanos, fue educada por institutrices en el mismo palacio del Quirinal donde residían hasta que algunos años después de su nacimiento su padre adquiere la “Villa Ada”que se convierte en la residencia real. Pasan los años y, como todas las princesas de la época,  recibe clases de literatura, arte y aprende perfectamente alemán, inglés y francés.

Es en Roma donde Mafalda conocerá al príncipe Felipe de Hesse- Kassel , sobrino del Kaiser Guillermo II. El príncipe Felipe había asistido a una academia militar como parte de su educación y durante la primera guerra mundial se había alistado en el regimiento de Hesse alcanzando el grado de teniente. Tras la guerra estudió en la universidad de Darmstadt historia del arte y arquitectura y, aunque todavía no había concluido sus estudios, se trasladó a vivir a Roma. Allí y gracias a sus conexiones con la aristocracia, se establece como decorador de interiores. Era un hombre rubio, atractivo, de modales refinados y con fama de bisexual, condición esta última que no parece haber importado mucho a la familia real italiana.

Se casaron el 23 de septiembre de 1925 en el castillo de Racconigi, cerca de Turín. Muchos fueron los que dijeron que la boda se celebraba por motivos políticos. Eran los tiempos en los que se iniciaban los movimientos fascistas en Italia y en Alemania y la unión de ambos príncipes podría ser conveniente en un futuro. El padre de la novia, el rey Victor Manuel, les regaló una casa dentro de los terrenos propios de la residencia de los reyes. La “ Villa Polissena “, que fue decorada en su totalidad por Felipe, se convirtió en la residencia de la pareja. En Italia nacieron sus cuatro hijos y en Italia también surgió la atracción de Felipe por el fascismo.

Boda de Mafalda de Saboya y Felipe de Hesse

Felipe, que era un gran admirador de Mussolini, se afiliará en 1930 al Partido Nacional Socialista alemán y posteriormente a las SA. En 1933, Hitler se convierte en el canciller alemán y Felipe es nombrado gobernador del estado de Hesse-Nassau. Mafalda, que no comulgaba con las ideas políticas de su marido, no quería dejar Italia. Los desencuentros de la pareja se acentúan. 

Felipe, que había trabado amistad con Goering, pasa a formar parte, en 1939, del equipo personal de Hitler con una misión diplomática muy concreta, ser el intermediario entre Adolf Hitler, Victor Manuel III y Mussolini. 

El cambio de alianzas producido en Italia en 1943 y la destitución de Mussolini firmada por Victor Manuel III y su posterior arresto enfurecen al Führer y convoca a Felipe a una reunión. A la salida de la misma es arrestado por traición, al no haber informado de las intenciones del Rey de Italia, y conducido al campo de concentración de Sachsenhausen. Hitler ordena la detención de la princesa Mafalda, “lo más negro de la casa Saboya” -según decía- y de toda la familia real italiana. Los Reyes de Italia abandonan precipitadamente Roma y se instalan en zona ocupada por los aliados. 

Cuando estos hechos ocurrían Mafalda se encontraba en la ciudad de Sofía acompañando a su hermana, reina de Bulgaria, en el entierro de su marido, el rey Boris III. Estaba tranquila, consideraba que el hecho de que su marido fuera uno de los colaboradores de Hitler la mantenía a salvo. Ignoraba que éste había sido detenido y que su familia había tenido que huir.

La princesa Mafalda regresa a Roma el 21 de septiembre de 1943. Se entera entonces de que sus hijos se encuentran en el Vaticano, allí habían sido encomendados al cuidado de Monseñor Montini (el que con el paso de los años se convertiría en Pablo VI). La alegría por el encuentro es grande aunque su hijo mayor se impresiona al verla. Esta mucho más delgada y viste todavía ropas negras por el funeral de su cuñado. Pasean juntos por los jardines del Vaticano, ella les cuenta historias, los llena de atenciones y de ternura, toda la ternura que una madre angustiada por la seguridad y el bienestar de sus hijos es capaz de demostrar. Cuando cae la noche se despide de ellos, les dice que debe volver a casa a recibir noticias de su padre y que ellos deben quedar allí, que estarán más seguros y que volverá a la mañana siguiente.

La princesa Mafalda con sus hijos

Pasa la noche en villa Polissena. Por la mañana recibe una llamada de la embajada alemana, la voz al teléfono pertenecía a Herbert Kappler, el ojo de Himmler en Italia. Dice a la princesa que debe acudir a la embajada alemana, que su esposo va a comunicarse con ella por teléfono. Cansada y aturdida como estaba por los últimos acontecimientos, a Mafalda no se le ocurrió preguntarse por qué no la telefoneaba a villa Polissena, pensó simplemente que la comunicación sería más fácil a través de la embajada.

Acompañada del Dr Nicholas Marchito, Mafalda se dirigió a la villa Volkonsky, lugar donde se ubicaba la embajada alemana. Nada más llegar un oficial de alto rango se dirigió a su encuentro. La princesa empezó a explicarle las razones por las que estaba allí, no la dejó terminar, de manera brusca y hostil la sujetó por el brazo y la introdujo en un coche que puso rumbo, a toda velocidad, al aeropuerto de Ciampino. De un salto Nicholas Marchito también se introdujo en el coche. Cuando llegaron al aeropuerto un avión militar ya estaba esperando en la pista. Agarraron a Mafalda por el brazo conminándola a caminar para introducirla en el avión, impidiendo al doctor Marchino que la siguiera.

Fue trasladada primero a Munich y luego a Berlín. Tras tres semanas de duros interrogatorios fue llevada al campo de concentración de Buchenwald. Era el mes de octubre de 1943. A su llegada al campo fue internada en el barracón nº 15, destinado a “reclusos especiales”.

El barracón tenía 50 metros de largo por 9 de ancho y estaba dividido en 16 celdas, además de las letrinas y la cocina. Mafalda de Hesse y las 50 personalidades allí retenidas vivían de forma privilegiada en comparación con las condiciones infrahumanas del resto de los presos del campo de concentración. La princesa compartía celda con el ministro socialdemócrata Breitscheid y su esposa y con María Ruhnau. La comida a pesar, de ser escasa y pobre era un autentico lujo respecto a lo que comían el resto de los presos. En el barracón nº 15 se tomaba pan negro, margarina, sopa de cebada y carne y un sustituto del café.

María Ruhnau -cuyo único delito consistía en ser testigo de Jehová- y Mafalda compartían confidencias, ansiedades por la suerte que habían corrido los suyos y sufrimientos y su relación fue siendo cada vez más estrecha. A pesar de que a Mafalda se le había prohibido revelar su identidad, y era conocida como la señora Von Weber la noticia se filtró. Los prisioneros italianos quedaron muy impresionados al saber que la hija del rey Victor Manuel III estaba recluida entre ellos.

Campo de concentración de Buchenwald

El 24 de agosto de 1944 la aviación aliada bombardea el campo de concentración. Mafalda es encontrada bajo los escombros por María Ruhnau que ha resultado ilesa, tiene parte del rostro ensangrentado, el pelo quemado y un brazo cuelga desde el hombro convertido en un amasijo sanguinolento. La enfermería se llena con los heridos y faltan manos y camas para atenderlos. María se ofrecería a cuidar de la princesa permaneciendo con ella en una caseta a la que llamaban el “prostíbulo” porque en ella se recibía la visita de algunas mujeres que atendían las “necesidades” de los oficiales. Los sanitarios también requeririan la ayuda del Dr Witzelav Horm, del doctor Thomas George y de otros médicos prisioneros en el campo de concentración. 

Al mando de todo el equipo médico estaba el Dr Schidlawsky que, tras la primera cura, decidió esperar la evolución de la paciente. A las 48 horas los signos de alarma son evidentes y el Dr Horm insta al Dr Schidlawsky para que la amputación se realice cuanto antes pero, enterado Schidlwsky de la verdadera identidad de la Sra Von Weber, decide esperar un día más y solicitar instrucciones a Berlín. El día 28 se realiza la intervención quirúrgica y le es amputado el brazo, después se la vuelve a instalar en el “prostíbulo” quedando a su cuidado María Ruhnau. Ningún médico la visita durante la noche, y tampoco se le administra ninguna medicación. Sin haber recuperado el conocimiento la princesa Mafalda de Saboya muere al día siguiente. Era el 29 de Agosto de 1945.

Fue enterrada en el cementerio de Weimar, en la fosa 262 como mujer desconocida. Tenía 42 años. En 1951 su esposo obtuvo la autorización para que su cuerpo fuera exhumado y trasladado al castillo de Kronberg ( Hesse)

En 1995 Italia le rindió homenaje emitiendo un sello con su imagen.

Catalina de Aragón

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Catalina de Aragón. Juan de Flandes


La última hija de los Reyes Católicos nació en Alcalá deHenares en 1485. Al igual que sus hermanas, creció en una corte itinerante y en medio del ajetreo de las guerras. El mecenazgo de su madre, Isabel I de Castilla había estimulado en España un Renacimiento precoz, como consecuencia, la educación de Catalina fue muy completa y muy superior a la de los príncipes y princesas de la época. Hablaba con fluidez latín, francés, ingles y flamenco. Además, los Reyes Católicos viajaban siempre con sus hijas por lo que Catalina había vivido la toma de Granada y aprendido de primera mano el arte de gobernar. Aprendió también que Francia era el principal enemigo de su Casa en Europa y todos estos avatares fueron lecciones que jamás olvidó. 

La política matrimonial de los Reyes Católicos ya estaba en marcha: unidos a los Habsburgos por el matrimonio de Juana, a Portugal por el de Isabel y después por el de María, sólo faltaba Inglaterra para asegurarse el cerco a Francia. Así pues, a Catalina le correspondía esa alianza y se la prometió al príncipe Arturo, heredero de la Corona inglesa. Fue duro para Isabel de Castilla separarse de su hija, ambas se parecían, el mismo porte, similar inteligencia, la misma dignidad y firmeza. 

Cuando Catalina embarca rumbo a Inglaterra tenía tan sólo quince años. La flota llegó a Plymounth el dos de octubre de 1501, la recibieron el volteo de todas las campanas de las iglesias dándole la bienvenida y un intenso clamor de las gentes que abarrotaban el puerto. Catalina empezaba a ganarse ya el favor del pueblo ingles. En Dogmersfield se produjo el encuentro de los novios. Catalina simpatizó al momento con su prometido, un joven rubio, mas bajo que ella de aspecto frágil y que aparentaba menos de los quince años que tenía. 

Arturo Tudor

Tras la fastuosa boda y algún que otro problema diplomático por la dote de Catalina, los Príncipes partieron hacia Gales. Residirían en un inhóspito y siniestro castillo, el de Ludlow. Se sabe poco de cómo pasaron sus días allí, aunque éstos serían escasos, ya que, Arturo enfermó gravemente y murió cuando apenas llevaban seis meses casados. Se cree que la causa de la muerte de Arturo fue la enfermedad del “sudor ingles”, Catalina también enfermó, pero ella logró sobrevivir. 

Tras las pompas fúnebres, Catalina fue instalada en el palacio de Durham House situado en el Strand. Allí, rodeada de su corte de españoles esperaba que se decidiera su destino. Tanto su suegro como su padre, ambos hábiles políticos, buscaban su propio interés y Catalina no es más que una ficha a mover en el tablero. Se la había prometido ya al nuevo Príncipe de Gales, Enrique, pero seguirá recluida en Dirham hasta que se llegue a un acuerdo beneficioso para ambos países. 

En 1509 fallece su suegro y el Príncipe de Gales asciende al trono con el nombre de Enrique VIII. Era un hombre guapo, atlético, alegre, un gran deportista y un gran bailarín y además estaba deseando casarse con Catalina. Así que, en el momento en que ella juró que el matrimonio con Arturo no había sido consumado y se obtuvo la dispensa papal, contrajeron matrimonio. Fueron coronados ese mismo año.


Catalina de Aragón. Michel Sittow. Kunsthistorisches Museum

Enrique disfrutaba viéndose admirado por su esposa en los torneos y justas y siempre buscaba su aprobación. Por otra parte podría afirmarse que Catalina fue la mejor embajadora con la que contó Fernando el Católico en Inglaterra, y así quedó demostrado con la firma de un tratado entre los dos países.

Sólo faltaba la llegada de un hijo para que la dicha de Catalina fuera completa. Su primera gestación finalizó en aborto pero la segunda supuso una gran alegría para todo el pueblo inglés. Había nacido el tan ansiado varón. El pueblo estallaba en júbilo y la alegría de Enrique era inmensa. Consideraba Enrique que la dinastía Tudor no estaba suficientemente consolidada y que el nacimiento de un hijo era necesario para perpetuar su estirpe en el trono de Inglaterra. La alegría se tornó tristeza cuando a los 52 días de su nacimiento moría el pequeño príncipe. 

Cuatro años después de su boda Enrique VIII nombra regente a Catalina mientras él marcha a combatir a Francia. La Reina demuestra que tiene verdaderas dotes para el gobierno de la nación. Al regreso del Rey la alegría del reencuentro se ve empañada por un nuevo aborto de Catalina. Además, la estancia en Francia había cambiado a Enrique que ya no buscaba el consejo de su esposa. El cardenal Wosley ( un arribista ambicioso y carismático que llego a ser Lord Canciller) era ahora su consejero y otras mujeres ocupaban su corazón y su cama. No obstante en 1516 Catalina alumbra a la única de sus hijas que sobrevivirá: María. 

Enrique VIII. Hans Holbein. Colección privada

Apareció entonces en la vida de Enrique, Ana Bolena, mujer hermosa, joven e inteligente que supo jugar muy bien sus cartas y consiguió obsesionar al rey hasta el extremo de desear la nulidad de su matrimonio con Catalina, argumentando que según el Levítico era un pecado haber desposado a la esposa de su hermano cuyo matrimonio si había sido consumado y este pecado es lo que le impedía procrear hijos varones con Catalina.

En 1529 se inició un proceso presidido por un representante del Papa. Durante el mismo Catalina se postró a los pies de su marido y pronunció un discurso valiente y conmovedor, después abandono la sala con gran dignidad. El Papa prohibió a Enrique que volviera a casarse antes de que la Iglesia de Roma se hubiera pronunciado. Catalina fue desterrada de la corte y se la instalaría en el castillo del More. La decisión del Papa no llegaba y finalmente en 1533, el arzobispo de Canterbury, Thomas Cranmer, declara nulo el matrimonio del rey con Catalina. Enrique y Ana Bolena se casan. Al separarse de este modo de la Iglesia de Roma , Enrique se hace nombrar jefe supremo de la nueva iglesia de Inglaterra. 

Dos años después Catalina es trasladada al castillo de Kimbolton, una fortaleza oscura, rodeada de un foso y cuyo puente levadizo se alzó tras ella dejándola recluida. Se le prohibió a su hija María el acceso y éste sería uno de los peores castigos para Catalina. Sólo tras una enfermedad de María y para evitar murmuraciones, Enrique consintió que se vieran. Toda visita debía contar antes con la aprobación del Rey.

Catalina de Aragón. Nacional Gallery

En la navidad de 1535 se le acentúa a Catalina una enfermedad que ya venía sufriendo, sus pies y sus manos se hinchaban y le venía un cólico detrás de otro.Su médico Miguel de Sá lo calificaba de hidropesía. En los primeros días de enero de 1536 Catalina se siente morir, tiene un intenso dolor de estomago y vomita lo que come, además los ahogos le impiden dormir en la cama y dormita sentada en un sillón. 

Solicita la visita de su hija para despedirse de ella pero el Rey se niega y solo permite la presencia del embajador español, Chapuys, que acudió a Kimbolton. Parece que la visita del embajador la animó y logró comer e incluso dormir. Una noche, una llamada impetuosa despierta a todos. La amiga de la Reina, la más querida de sus damas, María de Salinas, insiste en verla al saber de su enfermedad y a pesar de no tener permiso del Rey se le franquea el paso. 

El embajador se marcharía el seis de enero dejando a Catalina muy restablecida charlando con María de Salinas. Esa noche, el dolor y las nauseas reaparecieron con mayor virulencia, Catalina sintiéndose morir llama a su confesor y dicta dos cartas, una para su marido Enrique y otra para su sobrino, el Emperador Carlos V, al que ruega vele por su hija. Catalina muere a las dos de la tarde del siete de enero. 

Castillo de Kimbolton

Por orden del Rey su cuerpo fue abierto a las ocho horas del fallecimiento para ser embalsamado. El embalsamador dijo al capellán que los órganos se veían bien excepto el corazón que se veía negro y con una excrecencia adherida. El rumor que se extendió es que la Reina había sido envenenada por orden de Ana Bolena. Estos rumores se acrecentaron cuando se impidió la salida del país a todos los que habían permanecido con la Reina cuando ésta falleció. Hoy se considera que su muerte se debió, probablemente, a un cáncer, un tumor cardiáco, a tenor de la descripción realizada por el embalsamador. 

Catalina de Aragón, la que fuera definida por Shakespeare como "La Reina de todas las Reinas y modelo al mundo de la majestad femenina", fue sepultada en la catedral de Peterborough. Sólo se le rindieron honores como Princesa Viuda de Gales. Sin embargo, hoy sobre su tumba puede leerse la siguiente inscripción : Katherine, Queen of England.


Federica de Grecia

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Federica de Hannover


La que llegaría a convertirse un día en Reina de Grecia y también en madre de un rey y de una reina nació en Blankerburg, Alemania, el 18 de abril de 1917. Era hija de Ernesto Augusto III, Duque de Brunswick y de la princesa Victoria Luisa de Prusia. Su madre era la única hija del emperador Guillermo II de Prusia y de Victoria de Sajonia- Coburgo- Gotha, por lo tanto nieta de Victoria I del Reino Unido. Así pues, por las venas de esta niña a la que se impuso el nombre de Federica, corría sangre alemana e inglesa. 

La revolución de noviembre de 1918 en Alemania supuso el fin de la Monarquía y la constitución de la República, por tal motivo el 8 de noviembre de 1918 el padre de Federica, que había llegado a ser general del ejército alemán, se ve obligado a abdicar. Al día siguiente lo haría el kaiser Guillermo II y tres días después finalizaría la primera guerra mundial con la victoria de los aliados. 

Con miedo a ser asesinados el matrimonio, junto con sus hijos, toman un tren rumbo a Austria. Se instalaran en Gmunden, en la villa Weinberg. Federica contaba un año de edad. Tras la abdicación de Ernesto Augusto, se fundó el Estado Libre de Brunswick como parte de la República de Weimar. 

 Federica con sus padres y hermanos

No corrían buenos tiempos para la familia pero Federica asegura en sus memorias que su infancia fue muy feliz. Todos sus hermanos eran varones y a pesar de que según parece se la rodeo de institutrices y gobernantas no se pudo impedir que participara en las aficiones de sus hermanos. Pasaban temporadas en Blankenburg, donde vivían sus abuelos, en el distrito de Herz, en la alta Sajonia y, según nos cuenta la propia Federica, este lugar tuvo una gran influencia sobre ella. 

Cuenta Federica, que aunque veían a sus padres a menudo en pocas ocasiones se hablaba de cosas privadas en su presencia. Según refiere las comidas, al estar presentes en ellas su institutriz y el preceptor de sus hermanos, se convertían en un acto oficial. También nos dice que apenas se recibía a nadie ajeno a la familia y al séquito, y como no se celebraban ni bailes ni banquetes las diversiones eran muy escasas. Se puede deducir, por lo tanto, que si bien tuvo una infancia feliz, ésta debió ser también bastante aburrida.

En 1930, Federica ingresa en las Juventudes Hitlerianas, tenía apenas trece años y según relata en sus memorias, su padre se vio obligado a inscribir a sus hijos puesto que se había promulgado una ley que así lo ordenaba pero, lo cierto es que la pertenencia a esta organización no fue obligatoria hasta 1939. Con los años, las fotografías en las que luce el uniforme de las Juventudes Hitlerianas le traerían no pocos disgustos. 

Federica y sus hermanos con uniforme de las J.H

En 1934, tal vez para completar su educación o tal vez para apartarla de la influencia del nazismo, Federica es enviada al Reino Unido. El internado, North Foreland Lodge, se encontraba en Kent y en él la futura Reina de Grecia empieza a dar muestras de su carácter impetuoso y dominante. Dos años después es enviada a una escuela norteamericana, patrocinada por la Sociedad de Naciones, en Florencia. En sus memorias nos cuenta que fue en ésta ciudad donde conoció al Príncipe Pablo y donde ambos se enamoraron. El 9 de enero de 1938 se celebró la boda en Atenas. El trono griego estaba ocupado por el hermano de Pablo, el Rey Jorge II, y puesto que no tenía hijos, sería Pablo el legítimo heredero.

Lógicamente Federica tuvo que ingresar en la iglesia Ortodoxa. La primera hija del matrimonio nacería el 2 de noviembre de1938, se le impondría el nombre de Sofía y llegaría a ser Reina de España. En 1940 nace su segundo hijo, Constantino que sería, pasados los años, Rey de Grecia. 

En abril de 1941, en plena guerra mundial, Alemania ataca a Grecia y la familia real es evacuada a Creta. Después irían a Alejandría y a Sudáfrica, Allí, en Ciudad del Cabo nacería Irene, la última de sus hijas. Finalmente se trasladarían a Londres. En septiembre de 1946 Grecia, mediante plebiscito, restituye el trono al Rey Jorge II, que muere un año después. Pablo sería el nuevo Rey y Federica se convertíria en Reina consorte. 

Federica y Pablo de Grecia el día de su boda

Tras la guerra, Grecia estaba en la pobreza y Federica fue la impulsora de la creación de orfanatos para niños huérfanos o hijos de familias que habían quedado desestructuradas como consecuencia de la guerra. Por esta razón, en un primer momento la opinión que los griegos tenían de su Reina era bastante buena. Más tarde el carácter de Federica fue poniendo al pueblo en su contra. 

Los viajes, las fiestas, las joyas y la constante ingerencia en la política del país volvieron a la opinión pública en su contra. En 1962 la mayoría del pueblo griego estaba atravesando grandes dificultades económicas. Federica haciendo gala de autoritarismo, falta de tacto y delirios de grandeza se empeñaría en celebrar la boda de su hija Sofía con el futuro rey de España, Juan Carlos, de un modo fastuoso. Para ello no solo le bastó cargar los gastos de la misma al Erario Público sino que además exigió que se promulgara una ley mediante la cual el gobierno griego pagaría la dote de la Princesa. Toda la oposición voto en contra pero, la ley fue aprobada. Ningún político de la oposición asistió a la boda. 

Dos años después, en 1964, fallece el Rey Pablo y asciende al trono un jovencísimo e inexperto Constantino aconsejado e influenciado por su madre. El pueblo griego sigue siendo crítico con Federica y con los enormes gastos que la boda del nuevo Rey habían ocasionado. Dos años después se produce un golpe de estado militar y da comienzo la Dictadura de los Coroneles. A los ocho meses  el Rey y su familia se verán obligados a huir del país.



En un primer momento, Federica, se instala en Roma, ya no tiene ni patria ni corona, tampoco puede ejercer ese papel de consejera que tanto le gustaba y que tanto poder le proporcionó. Las relaciones con su hijo no pasaban por su mejor momento desde que tuvieron que huir hacia el exilio. Siempre le había atraído el misticismo y la filosofía de los Vedas, así que junto a su hija Irene se instalará en Madrás. Allí, en 1974, recibirán a su hija Sofía y a su esposo el todavía Príncipe Juan Carlos que se encontraban en visita oficial en la India. 

En febrero de 1981 Federica se encuentra en Madrid. Los Reyes van a pasar el fin de semana esquiando junto a sus hijos y Federica se despide de ellos. Va a someterse a la resección de unos xantelasmas parpebrales, una intervención quirúrgica muy sencilla que realizará el Dr Vilar Sancho en la clínica de La Paloma. El Dr Zurita, esposo de la infanta Margarita, estará presente así como el Dr Aguado. Normalmente esta intervención solo requiere anestesia local, pero en el caso de Dª Federica se realizó bajo anestesia general. Dos horas después de la intervención y ya recuperada se la trasladaría a su habitación en la clínica. Allí sufriría un infarto de miocardio masivo. La reanimación se intentó sin éxito. Tras el fallecimiento fue trasladada al palacio de La Zarzuela. Tenía 63 años. 




Seis días después sus restos fueron trasladados a Grecia para recibir sepultura, junto a su esposo, en Tatoi. Grandes medidas de seguridad rodearon los funerales ya que los monárquicos deseaban estar cerca del que para ellos seguía siendo su rey, por el contrario, los republicanos consideraban que el entierro de Federica en Grecia era un desafío a la voluntad popular. Tras el sepelio, todos los familiares que habían asistido regresaron a sus respectivos países. El depuesto rey Constantino sólo había recibido autorización para permanecer seis horas en suelo griego.

Christián VII de Dinamarca

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Christián VII. Dance-Hollan


Nació en Copenhagen el 29 de enero de 1749, hijo del rey Federico V y de Luisa de Hanover, princesa de la Gran Bretaña. Cabría esperar que la infancia de un príncipe heredero en una corte como la danesa fuera feliz, pero la realidad fue bien distinta.
Christián, que perdió a su madre cuando contaba 2 años de edad, se crió rodeado de un ambiente lúgubre y triste. Su padre había vuelto a contraer matrimonio pero sus relaciones con Juliana María, su madrastra, nunca fueron buenas, ella era una mujer fría y calculadora que jamás le brindó cariño y su padre, el Rey, un alcohólico que bebía cada vez más, siendo el estado de embriaguez su estado habitual.

No tuvo mejor suerte con los tutores y educadores que se le asignaron. Reventlow, que fue su tutor principal, era un hombre despiadado y violento que se complacía aterrorizándole y que junto a su asistente Nilsen propinaba grandes palizas al pequeño príncipe para fortalecer su carácter, según pregonaba. Fue, tal vez, como consecuencia de este sistema educativo que le fue aplicado, que la esquizofrenia de Christián se desarrollara desde tan temprana edad.
Según nos cuenta en sus memorias Rivotril, el único de sus educadores que fue compasivo, Christián era un niño enormemente inseguro y el miedo era el rasgo más característico de su personalidad mostrando ya, en aquellos años, algunos signos de demencia.

Conforme cumplía años su deseo de poseer un cuerpo perfecto aumentaba. El pobre, era de baja estatura y muy delgado pero aún así tenía una imagen idealizada de si mismo. Procuraba tener siempre un aspecto muy viril y se miraba constantemente al espejo. Es en esta época cuando se inician sus correrías nocturnas por Copenhagen, en las que frecuentaba todos los burdeles.
Dado que el príncipe ya es un adolescente empezará a buscársele esposa, y lógicamente deberá ser aquella que convenga más a los intereses del gobierno de la nación. La elegida será su prima Carolina Matilde de la Gran Bretaña, hermana del rey Jorge III. 

Carolina Matilde. Francis Cotes

En enero 1766, con apenas diecisiete años recién cumplidos, muere su padre y Christián se convierte en el rey Christián VII. Debido a esta situación, la boda que estaba prevista para dos años más tarde se precipitará y en octubre de ese año se celebrará el matrimonio.

De los sentimientos de Christián hacia su esposa se ha escrito mucho, algunos como Titley y Carlos de Hese opinaban que al Rey le había impresionado favorablemente su esposa, otros, como Ogier, afirmaban que Christián no se había sentido enamorado de Carolina en ningún momento. Eso si, la dejo embarazada de inmediato. 

Probablemente Ogier tuviera razón y a Christián le importaba muy poco Carolina Matilde ya que apenas unas semanas después de celebrada la boda ya había él retomado sus juergas nocturnas en las que frecuentemente iba acompañado por una prostituta, Stovlet Chatrine , a la que pronto convirtió en su amante. Su asistente en todas las correrías nocturnas era un tal Holcke, quien le procuraba todo aquello que pudiera satisfacerle, por muy extraña que fuera la fuente de placer.

Christián tenía una tendencia sadomasoquista, le encantaban las ejecuciones públicas y asistía a ellas sin recato. También se había hecho construir un potro de tortura donde en ocasiones se ubicaba para que Holcke lo azotara.

El pueblo danés empezaba a hartarse de las correrías de su rey y el gobierno con Bernstorff , su jefe de gabinete, a la cabeza deciden que es conveniente alejar a Christián de la corte hasta que los ánimos se calmen y le instan a emprender un viaje por Europa. 

El Rey junto a una nutrida delegación emprende viaje en mayo de 1768. En junio y estando en Hamburgo, se une a la delegación un médico, Johan Friedrich Struensee, que habría de tener gran influencia sobre Christián. Struensee era un personaje egocéntrico, liberal y escéptico, un racionalista ilustrado con ambiciones políticas y sumamente persuasivo. Desde el principio tuvo claro su objetivo: hacerse con el poder en Dinamarca 

Tanto en la visita a Inglaterra como en la que realizó a París se le recibió con grandes muestras de alegría pero la personalidad desconcertante de Christián se puso de manifiesto en numerosas ocasiones y se llegó a decir que en algunos discursos, el rey danés era incoherente poniéndose de manifiesto que su salud mental estaba resquebrajada. Regresaría a Dinamarca en enero de 1769. Su esposa lo aguardaba en Roskilde y según parece ambos retomaron la relación matrimonial con un nuevo ánimo.

Johan F. Struensee. Jean Juel

En octubre Carolina Matilde cae enferma y Struensee ,que ejercía como médico real, la visita y atiende hasta su curación. Iniciaría al mismo tiempo, este personaje, un cortejo al que Carolina no se pudo resistir. Mientras seducía a su esposa, Struensee se iba apoderando poco a poco de la voluntad de Christián . La fascinación que Struensee ejercía sobre el Rey llevaron a éste a destituir a los miembros de su Consejo y a nombrar al médico jefe de su gabinete.

A partir de ese momento, Struensee ocupó un apartamento de la planta baja del palacio y empezó a trabajar. Nombraría a E. Brandt como su asistente y se lanzaría a promulgar de manera frenética nuevas leyes, todas ellas reformistas, que modificarían el perfil económico y social de Dinamarca. Abolió determinados altos cargos de la administración civil que estaban ocupados por los nobles, suprimiendo algunos de los privilegios de los que gozaba la nobleza, también disminuyó el gasto público recortando la financiación del estado a la construcción de templos y a empresas privadas de algunos privilegiados Abolió la tortura en los procesos penales y garantizó la libertada de prensa. En tan sólo dos años transformó Dinamarca.

Mientras tanto Christián -que había firmado un decreto confiriendo a Struensee poderes totales – se iba deteriorando. Presentaba ya alucinaciones y en ocasiones dudaba hasta de su origen. Solía dar saltos en el aire, correr por los jardines a cualquier hora y darse golpes contra las paredes. Descargaba su agresividad rompiendo los muebles de palacio y los vidrios de las ventanas, a veces su violencia le llevaba a escupir o abofetear a quienes encontraba a su paso amenazándoles con darles muerte.

Christián VII. Jean Juel

Struensee tenía cada vez más enemigos en la Corte, sus medidas no gustaban ni a la nobleza ni al clero y la actitud desquiciada de Christián y la relación del médico con la Reina- se atribuía a Struensee la paternidad de la segunda hija de Carolina- proporcionaron a sus enemigos una magnífica excusa para apartar de la política al jefe del gabinete.
Struensee era demasiado soberbio para tomar precauciones, estaba demasiado seguro del dominio que ejercía sobre el Rey y sobre Carolina y eso le convirtió en una presa fácil de aquellos que deseaban su caída. Pronto se organizaría el complot. La noche del 18 de enero de 1772 los conspiradores logran acceder a las habitaciones del Rey. Preso del pánico, Christián firmaría todos los documentos que le pusieron ante los ojos. La condena a muerte de Sruensee y Brandt y la orden de arresto de Carolina Matilde, acusada de adulterio, quedan firmadas esa noche. Los conspiradores se marchan contentos. El Rey se duerme.
Struensee y Brandt son ejecutados. Carolina Matilde, tras el divorcio, es obligada a partir hacia el exilio. Las leyes progresistas promulgadas son revocadas y Dinamarca vuelve al punto de partida. Sería por poco tiempo.


A partir de ese momento Christián vivirá recluido y en sus momentos más lúcidos se dedicará a  pintar cuadros. Las ocasiones en que aparece en público son muy escasas y tan sólo cuando los intereses del regente así lo requieren para mostrar al mundo que Dinamarca sigue teniendo un Rey. Su reclusión durará más de veinte años.

Catedral de Roskilde

En Rendsburg, el 15 de marzo de 1808, terminaba la triste existencia de este rey esquizofrenico como consecuencia de un aneurisma cerebral. Sus restos reposan en la catedral de Roskilde.

Carlos VIII de Francia

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Carlos VIII Valois



Nacido el 30 de junio de 1470 era hijo de Luis XI y de Carlota de Saboya y fue el séptimo de sus hijos pero, cuando él vino al mundo ya habían fallecido sus hermanos mayores, por lo que fue el Delfín de Francia desde el momento de su nacimiento.

Tenía una constitución débil y enfermiza, por lo cual su padre, que ya había perdido muchos posibles herederos, se esmeró en su cuidado. Su educación estuvo a cargo de Guilleume Tardif, un humanista que le inculcó el amor al arte.

Tenía tan sólo trece años cuando murió su padre. Era el mes de agosto de 1483, y Carlos fue coronado rey de Francia pocos meses después pero, dada su minoría de edad y que la madre de Carlos tan sólo sobrevivió a su esposo unos pocos meses, la regencia paso a ocuparla su hermana Ana de Beaujeu y su cuñado Pedro II Borbón. No fue fácil la regencia y durante los casi ocho años que duró la misma, Ana tuvo que enfrentarse a las ambiciones de gran parte de la nobleza para lograr mantener la autoridad real. La boda de su hermano, el Rey, supuso el final de su lucha aunque volvería a ocupar la regencia durante las campañas militares de Carlos.

El rey D. Carlos deseaba contraer matrimonio con Ana de Bretaña y anexionarse de ese modo esa parte del territorio que ocupaba el ducado pero, se daba la circunstancia de que Ana acababa de contraer matrimonio por poderes con Maximiliano de Austria. Esa boda fue considerada como una provocación por parte de Francia ya que, por una parte contravenía el tratado de Sablé, según el cual el rey francés debería haber dado su aprobación al compromiso nupcial y por otra, ponía a la Bretaña en manos de su enemigo.

Los hechos se consideraron lo suficientemente importantes como para justificar una invasión del ducado y tras una lucha encarnizada y al no recibir la duquesa ninguna ayuda de los demás reinos, ni siquiera la ayuda de Maximiliano, su esposo por poderes, se ve obligada a rendirse. En la primavera de 1491 Carlos VIII entra en Rennes como vencedor. Allí mismo se anuncia el compromiso de Ana y Carlos tras repudiar la duquesa a Maximiliano I ya que el matrimonio no se había consumado.

Carlos VIII y Ana de Bretaña

Tras el anuncio del compromiso Ana se dirigiría a Langueais, lugar donde se celebraría la boda, escoltada por su propio ejercito, en un intento por demostrar que no se casaba obligada pero, al mismo tiempo, acudió al enlace con dos camas, haciendo patente con este gesto que el matrimonio no comenzaba precisamente bien.

A pesar de estos malos comienzos el matrimonio tuvo cuatro hijos ya que, tanto Carlos como Ana, sabían que una de sus obligaciones principales consistía en dar herederos a la corona y ambos pusieron empeño en ello, aunque la mayor parte del tiempo vivirían separados en distintas residencias. 

Poco después de la boda, Carlos da un nuevo rumbo a su política y comienza una expansión militar cuyo primer objetivo se centra en el Mediterráneo. Así, el rey francés inicia una campaña para conquistar Nápoles y hacia allí se dirige con un nutrido ejército al que sigue un gran número de rameras, unas 800 según algunos cronistas, para cubrir las necesidades de la cuantiosa tropa. Fernando II de Aragón “el Católico” no estaba dispuesto a consentir que Nápoles pasara a manos francesas por lo que envía a Gonzalo Fernández de Córdoba el “Gran Capitán”, quien da al traste con los planes expansionistas de Carlos.

Pero, la guerra había durado mucho y en 1495 empezaron a aparecer casos de una nueva enfermedad, que según Cumano, médico de Carlos VIII, comenzaba con unas pequeñas ulceraciones en el prepucio o en el glande. Los desmanes y saqueos, las violaciones, el traspaso de rameras de uno a otro bando, la repatriación de las tropas al final de la campaña y su dispersión por Europa extendieron el nuevo mal como si de una mancha de aceite se tratara. 

Los napolitanos le llamaron “mal francés”, pero como a los franceses no parecía gustarles esta denominación lo llamaron “ mal napolitano”. Pronto y ante las sospechas de que su origen pudiera ser americano, y haber sido traído por Colon desde allí, se le empezó a denominar también “mal español”. Lo cierto es que al margen de la guerra y de los nombres, la Europa renacentista se acababa de tropezar con lo que hoy denominamos sífilis. Ya en 1496 el alemán Grünspeck escribe un tratado sobre la nueva enfermedad y a los pocos meses, Leonizeno, médico de Ferrara, publicó su libro “De morbo gállico” aunque, el más clínico de todos los tratados se lo debemos al valenciano Gaspar Torrella que, en 1497, escribió un tratado sobre la lúes. 

Carlos se había hecho acompañar a su regreso de Italia por algunos artistas, y se dedicaría a embellecer el castillo de Amboise. Fue él quien inició las primeras reformas y mando construir un ala en estilo gótico tardío donde se ubicaban sus aposentos y los de la Reina. También hizo mejoras en los jardines.

Castillo de Amboise
A pesar de su fracaso en Nápoles, Carlos no se aburría, siempre estaba asistiendo a justas y torneos pues este tipo de juegos le distraían. Por otra parte ponía todo su empeño en conseguir que la Reina le diera un heredero, puesto que a pesar de haber tenido ya cuatro hijos los dos mayores habían muerto.

En la primavera de 1498, Carlos se disponía a asistir a un partido de pelota que se iba a realizar en el foso del castillo. A pesar de que el Rey era de baja estatura, al pasar por una de las puertas que daban acceso a un oscuro corredor se golpeó la cabeza. En un primer momento sólo sufrió una ligero mareo del que se repuso enseguida, continuando de inmediato hacia el lugar donde se celebraban los juegos. Mientras contemplaba el espectáculo y hablaba con el obispo de Angers perdió súbitamente el habla y cayó al suelo afásico. Eran las dos de la tarde y allí mismo lo recostaron en un sucio jergón mientras se daba aviso a sus médicos, que nada pudieron hacer por el Monarca. Carlos VIII fallecía a las once de la noche.

Commynes en sus memorias nos dice que, según los médicos que atendieron al Rey, éste presentó “catarro” y apoplejía. El diagnóstico parece claro : un hematoma subdural con probable fractura craneal. 

Carlos VIII murió el 7 de abril de 1498, tenía 28 años. Sus restos reposan en la basílica de Saint Denis.


Jorge de Kent

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Jorge de Kent

Hijo de un rey y hermano de otro, el príncipe Jorge vino al mundo en Sandringham House en el condado de Norfolk en Inglaterra. Fue el cuarto hijo del matrimonio formado por el que un día sería el rey Jorge V del Reino Unido y María de Teck. 

Recibió una educación controlada y estricta como correspondía a un miembro de la Casa Real británica que además ocupaba en el momento de su nacimiento el quinto lugar en la línea de sucesión. Cuando contaba trece años entro en la escuela naval, pero no era este lugar el apropiado para él. Era un joven díscolo e independiente que al llegar a los veinte años tenía seriamente preocupados a sus padres. Consiguió que éstos ante el temor de escándalos, que pudiesen salpicar a la institución monárquica, le permitieran abandonar la Armada. Como algo tenía que hacer ocupó un puesto en el Home Office.

Jorge era un hombre rubio, guapo, culto y un tanto relamido. Era el favorito de su madre, la Reina Mary, ya que ambos compartían la pasión por las obras de arte y por las antigüedades. Se decía que tenía un don especial para distinguir a simple vista un autentico mueble de época de una falsificación. Era extremadamente bohemio y dado que sus ocupaciones en el Home Office no le interesaban demasiado y tampoco a sus dirigentes que las desarrollara o no, se escapaba en muchas ocasiones a la Riviera francesa. Allí se dedicaba a pasear por las playas durante el día y a visitar casinos durante las noches.


Jorge de Kent

La cuestión de la sexualidad del príncipe Jorge era otra de las grandes preocupaciones de sus padres. El joven era bisexual y según se desprende de la larga lista de sus amantes, tanto femeninas como masculinos, muy activo. Se enamoraba de gente no sólo de diverso género sino también de diversa condición social, ricas herederas como Poppy Baring, duquesas como Margarita de Argyll y sobre todo artistas por los que sentía una especial predilección. Entre sus amantes las figuras más destacadas fueron la cantante afroamericana Florence Mills, la estrella musical Jessie Matthews y Noël Coward. Este actor fue su relación más duradera pues durante diecinueve años estuvieron unidos sentimentalmente, aunque esto no impidió a ninguno de los dos mantener otras relaciones. Según la historiadora británica Lucy Moore el príncipe Jorge mantuvo relaciones también con la maharani Indira Raje. 

No era el sexo la única de sus adicciones. Se dice que desde su relación con Kiki Preston ( conocida como la chica de la jeringa de plata) la morfina y la cocaína también formaron parte de sus debilidades. Sus hermanos se preocuparon y llegaron a confinarle en palacio, en una especie de arresto domiciliario, para intentar de ese modo que dejara su adicción, pero no lo consiguieron. 

Parecía que la prensa británica tuviera un pacto de silencio, de hecho y a pesar de que las relaciones del príncipe con Noël Coward eran un secreto a voces, los periodistas callaban y, por lo tanto, la mayoría de los ciudadanos lo ignoraban. Su relación, para la gente común era la de dos solteros que asistían juntos a cenas, al teatro o a conciertos, sin que les uniera otra cosa que una simple amistad. No era tan discreto el príncipe Jorge como la prensa, y en numerosas ocasiones escribía cartas de amor a sus amantes masculinos, algunas de ellas tuvieron que ser rescatadas, previo pago, por su familia ante la amenaza por parte del destinatario de hacerlas públicas. 


Marina de Grecia y Dinamarca

Se consideró entonces que nada mejor para proteger la reputación del príncipe que un matrimonio glamuroso con una bella princesa de sangre real que reuniera belleza, elegancia y un árbol genealógico impecable. No fue difícil encontrarla, la princesa Marina de Grecia y Dinamarca reunía todas esas cualidades. No parece que en los encuentros previos al compromiso surgiera el amor entre la pareja pero, lo que si parece cierto, es que ambos se agradaban mutuamente. Formaban una hermosa pareja, ambos eran guapos, carismáticos, elegantes, sofisticados y con estilo, una buena pantalla para tapar la disoluta vida del príncipe.

Se casaron el 29 de noviembre de 1934, en la abadía de Westminster. Tras la ceremonia, el cortejo nupcial desfiló por las calles de Londres que se encontraban abarrotadas de gente. Todo el mundo admiró la belleza de la nueva duquesa de Kent. A los once meses tuvieron su primer hijo y al siguiente año el segundo. Pero no por ello el príncipe Jorge abandonaría sus licenciosas costumbres, más bien al contrario, continuaba con igual frenesí.

Boda de Jorge y Marina

Al inicio de la II Guerra Mundial, Jorge volvió a la vida militar activa. Durante un breve periodo de tiempo sirvió en la División de Inteligencia del Almirantazgo y después fue trasferido a la Royal Air Force con el cargo de Oficial del Estado Mayor del Comando de Entrenamiento, con el rango de Comodoro del Aire. Según los autores del libro “Doble rasero”el príncipe Jorge tuvo durante la década de los treinta conversaciones con Rudolf Hess y Alfred Rosemberg y participó en conversaciones secretas con su primo Felipe de Hesse en un intento de evitar la guerra con la Alemania nazi. También aseguran dichos autores que en mayo de 1941 Hesse viajó a Escocia para entrevistarse con el duque de Hamilton y que Jorge estaba presente en esa reunión.

El 25 de agosto de 1942, el príncipe Jorge despegó de Invergordon en Escocia en un S-25 Sunderland . Según la versión oficial su misión era levantar la moral del personal de la RAF destinado en Islandia. La tripulación había sido cuidadosamente seleccionada, tanto el capitán Frank Goyen como el copiloto Thomas Mosley estaban considerados como unos de los mejores oficiales del Ejercito del Aire pero, el avión nunca llegó a su destino. Se estrelló en una colina cerca de Dunbeath, a plena luz del día. La investigación oficial determinó que el accidente se debió a un error del piloto.


El accidente dejó muchas preguntas en el aire y desde luego muchas especulaciones. El único superviviente del accidente Andy Jack no aportó nada a la versión oficial, aunque se apunta a que la generosa pensión vitalicia que se le proporcionó fue la causa de su silencio. Algunos investigadores solicitaron en 1990 a la Oficina de Registros Públicos una copia del Informe de la investigación realizada y para su sorpresa se encontraron con que el informe había desaparecido. Las teorías de que la muerte del príncipe Jorge fue debida a una conspiración y no a un simple accidente continúan.

El duque de Kent fue enterrado en Windsor, en la Capilla de San Jorge hasta que en 1968 sus restos fueron trasladados al cementerio de Frogmore
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